OVEJA NEGRA 27-8-10
Cuando un servicio se suspende, como suele suceder con la energía eléctrica o el agua potable, existe un aviso previo en caso de tratarse de algo programado, o una explicación posterior, si el hecho se debió a razones imprevistas. En cualquiera de los casos, si bien las dificultades que provocan estos cortes son múltiples, al menos en las boleta de cobro se reflejarán esas horas de no utilización de estos recursos.
Con los usuarios de Internet no sucede lo mismo.
El sistema se interrumpe, y el cliente nunca sabe si se trata de un desperfecto general o una falla de sus instalaciones. Las posibilidades de contactarse con alguna persona responsable que pueda entregar esta información, son remotas, y en todo caso exige que el afectado destine bastante tiempo para obtener asesoría técnica remota, de un empleado – casi un robot – que está en algún punto del planeta y para quien uno no es más que un simple número.
Por si lo anterior no fuera suficiente, estos cortes, muchas veces prolongados, no se descuentan de las boletas de cobro. Tampoco existe compensación por las constantes mermas en el ancho de banda, que rara vez llega a los niveles contratados.
Un servicio que en nuestra región deja mucho que desear y que debe cobrar por lo que realmente entrega, y al que hoy una vez más – le entregamos nuestra Oveja Negra de Polar.