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3 de enero de 2024

2 ENERO: FALLECIMIENTO DE AMANDA LABARCA (1975)

Amanda Labarca Hubertson nació el 5 de diciembre de 1886 en una familia de la incipiente clase media chilena. Fue bautizada e inscrita en el registro civil como Amanda Pinto Sepúlveda y sus padres fueron Onofre Pinto Pérez de Arce, abogado y […]

Amanda Labarca Hubertson nació el 5 de diciembre de 1886 en una familia de la incipiente clase media chilena. Fue bautizada e inscrita en el registro civil como Amanda Pinto Sepúlveda y sus padres fueron Onofre Pinto Pérez de Arce, abogado y comerciante, y su madre Sabina Sepúlveda.

Vivió su infancia en el Santiago de fines del siglo XIX y principios del XX que sufrió profundos cambios materiales debido al crecimiento económico del país. Sus primeros años de estudio los realizó en una escuela primaria de la calle San Isidro y luego en el Liceo Recoleta de Isabel Le Brun Reyes (1845-1930), conocido posteriormente como Liceo Isabel Le Brun de Pinochet. En ese lugar, gracias a la preocupación de Le Brun por la instrucción femenina, Labarca pudo desarrollar por primera vez sus inquietudes intelectuales y su interés por la educación. Siguiendo esas inquietudes, se graduó tempranamente de Bachiller en Humanidades a la edad de 15 años, luego de rendir sus exámenes en el Instituto Nacional, establecimiento encargado de entregar ese título a las mujeres que lo solicitaran y cumplieran con los requerimientos académicos.​

Trabajó como profesora primaria en el Santiago College, donde además se desempeñó como secretaria asistente de la dirección. Durante esta época conoció al escritor Guillermo Labarca Hubertson (1879-1954), quien posteriormente fue su marido. Juntos ingresaron al Instituto Pedagógico, ella para estudiar Castellano y él Historia y Geografía. Producto de los rumores de un romance con Guillermo Labarca, su madre le exigió matrimonio bajo amenaza de desheredarla. Motivada por las profundas diferencias con su madre, luego de contraer matrimonio con el escritor adoptó sus apellidos y rompió definitivamente los lazos con su familia.

En diciembre de 1905 obtuvo el título de profesora de Estado en Castellano por la Universidad de Chile, con tan solo 18 años. Al año siguiente fue nombrada subdirectora de la escuela Normal Nº 3, con lo que siguió el camino abierto previamente por Eloíza Díaz Insunza (1866-1950), quien inició el ingreso de las mujeres a la educación superior. En 1907 publicó su primera obra titulada Impresiones de Juventud, un estudio de la «generación de 1898» que agrupó a escritores, ensayistas y poetas españoles. Dicha obra fue la primera de varias experiencias como estudiosa e investigadora de la literatura castellana, lo que le entregó reconocimiento entre sus pares intelectuales y académicos.

Al viajar a Estados Unidos, estudió en la Universidad de Columbia y luego de mudarse a Francia, se integró como estudiante en La Sorbonne de Paris, lugares donde terminó su formación en las nuevas teorías pedagógicas y se acercó a las ​ideas feministas vigentes en esa época. Dichos viajes fortalecieron su convencimiento de que las mujeres podían y debían acceder a todos los niveles educativos, además de abrir espacios para su participación política.​

Uno de los resultados de estos viajes fue la publicación de su primera novela titulada En tierras extrañas (1914), en la que pudo expresar a través de la ficción sus ideas sobre las diferencias educacionales entre Chile y Estados Unidos, a la par con la publicación de Actividades femeninas en Estados Unidos (1914), texto de carácter político donde expresó sus apreciaciones e ideas sobre el feminismo norteamericano y la necesidad de que las mujeres chilenas se insertaran en la política nacional.

A partir de estas experiencias en el extranjero y su análisis crítico sobre el sistema educacional chileno, abogó por la transformación de la docencia y la enseñanza en herramientas indispensables para el cambio social. Estas ideas las plasmó primero en su sección «La hora de los libros» de la revista Familia, donde escribió entre 1914 y 1916. En ese espacio editorial dejó en claro su punto de vista sobre la importancia de la educación para las mujeres y la lectura crítica de la literatura como un medio de interpretación de la realidad. Además, creó espacios de participación para mujeres como el «Círculo de Lectura». Participó también en el «Club de Señoras de Santiago», asociación que le permitió un acercamiento a mujeres de la elite y de la clase media con intereses intelectuales y políticos similares.

Gracias a su formación pedagógica y su trabajo como educadora, el presidente Juan Luis Sanfuentes (1858-1930) la nombró en 1916 profesora de Castellano y directora del Liceo Nº 5. Desde su estadía en el extranjero dedicó su tiempo a la escritura y publicación de diversos estudios sobre educación. En 1918 publicó, por ejemplo, Las escuelas secundarias en los Estados Unidos (1919) y tomó la cátedra de Sicología Pedagógica en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile.

Respecto a su militancia e ideas políticas, desde muy joven fue parte del Partido Radical junto a su marido, y desde esa posición impulsó la organización de las mujeres y la defensa de sus derechos civiles a través de la Asamblea Radical de Mujeres, lo que la convirtió en una de las principales promotoras del voto femenino. Como feminista y activista política fue miembro del Consejo Nacional de Mujeres, organización que defendió como derechos propios de la mujer el sufragio, el divorcio, la exigencia de políticas de control de natalidad y la ampliación del trabajo femenino. En 1922 utilizó su posición como docente de la Universidad de Chile para presentar un proyecto de ley que modificara el Código Civil con la finalidad de otorgar mayores derechos a las mujeres. Entre 1922 y 1939 fue simpatizante del Partido Cívico Femenino y durante un período dirigió la revista Acción Femenina (1922-1939).

Debió suspender sus actividades docentes durante los primeros años de la dictadura de Carlos Ibáñez del Campo (1877-1960), quien censuró y persiguió a los intelectuales y políticos de centro-izquierda. Posteriormente, en 1931, fue nombrada jefa de la Dirección General de Educación Secundaria del Ministerio de Educación por el presidente Juan Esteban Montero (1879-1948). Creó las famosas Escuelas de Temporada de la Universidad de Chile y en 1939 publicó Historia de la Enseñanza en Chile, un estudio acabado de la historia de la educación nacional desde el periodo de la colonia hasta la década de 1930, donde analizó las diferentes etapas de desarrollo de la misma y puso énfasis en los problemas de la educación elitista.

En la década de 1940 fue nombrada representante del gobierno de Chile al mando de Pedro Aguirre Cerda (1879-1941) ante las Naciones Unidas y fue jefa de la Comisión de Estatus de la Mujer entre 1947 y 1949. En este periodo publicó Bases para una Política Educacional (1943), texto en el que promovió la función social de la educación, la que debía estar al servicio de la población y del país, a través del mejoramiento de la calidad de vida de los ciudadanos.

En 1964 fue distinguida como Miembro Académico de la Facultad de Filosofía y Educación de la Universidad de Chile y en 1969 de la Academia de Ciencias Políticas, Sociales y Morales del Instituto de Chile. Sus últimos años los dedicó a la escritura de numerosos estudios relativos a la educación y la mujer, artículos de opinión en periódicos y revistas y continuó con sus famosas tertulias, ampliándose a importantes intelectuales de toda Latinoamérica.

Amanda Labarca Hubertson falleció en Santiago el día 2 de enero de 1975.