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26 de mayo de 2010

A DINKO PAVLOV

Dinko Pavlov era de aquellas personas que uno imaginaba eternas. Su vitalidad, demostrada en todo lo que emprendía, era apabullante. Lo conocimos no bien llegó a nuestra ciudad, para quedarse hasta el final, lo que ocurrió el año 1978, Y […]

Dinko Pavlov era de aquellas personas que uno imaginaba eternas.
Su vitalidad, demostrada en todo lo que emprendía, era apabullante.
Lo conocimos no bien llegó a nuestra ciudad, para quedarse hasta el final, lo que ocurrió el año 1978, Y esto, porque colaboró activamente con nuestra emisora, sea conduciendo programas culturales o como corresponsal ayudándonos a transmitir eventos deportivos y artísticos.
Poco a poco fuimos conociendo que con el profesional psicólogo que era, coexistía un artista, un poeta, un cantante de gran vozarrón (aunque de sensibilidad exquisita), además de un gestor cultural.
Pero por sobre todo, Dinko fue un ser humano generoso y afable; solidario y consecuente, que marcó a quienes tuvimos la oportunidad de conocerle.
La fortaleza que siempre demostró para sobrellevar las vicisitudes de la que su vida no estuvo exenta, la manifestó en esta última etapa cuando la enfermedad se ensañó con él, y derrotó finalmente su cuerpo, mas no su espíritu.
Te echaremos de menos querido Dinko, por eso permítenos que te dediquemos hoy esta sentida Oveja Blanca de Polar.