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12 de noviembre de 2009

A LA INCAPACIDAD PARA PONER FRENO A LA SUCIEDAD QUE INUNDA A NUESTRA CIUDAD

Aunque nos avergüence, debemos enfrentar la realidad y reconocer que nuestra ciudad está transformada en una urbe sucia. Cada día nos enfrentamos a un paisaje lleno de bolsas de basura, rotas y dispersas sobre los parques de la ciudad, en […]

Aunque nos avergüence, debemos enfrentar la realidad y reconocer que nuestra ciudad está transformada en una urbe sucia.
Cada día nos enfrentamos a un paisaje lleno de bolsas de basura, rotas y dispersas sobre los parques de la ciudad, en medio de la calzada o desparramada en las veredas.
No es necesario hacer ningún esfuerzo para toparnos con esa suciedad diseminada por doquier, porque la situación abarca todos los barrios de Punta Arenas, así como sectores del centro de la ciudad, que incluye la propia Plaza de Armas, hasta donde los perros se encargan de trasladarla, luego de sus cotidianas inspecciones a todos los tachos de basura.
A lo que nos enfrentamos es a una situación vergonzosa, que debiese ser prioridad absoluta para la autoridad comunal, ya que no es digno lo que ocurre, ni para quienes vivimos y amamos esta ciudad, ni para las personas que nos visitan y que se llevan una impresión lamentable sobre esta importante urbe turística.
El estado de cosas, sobre esta materia, ha tocado fondo, y cada día pareciera que empeora. Los habitantes de Punta Arenas tenemos derecho a exigir que se tomen las medidas para que esta vergonzosa situación termine.
A la incapacidad para poner freno a esta indignante situación, damos hoy nuestra Oveja Negra de Polar.