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19 de marzo de 2009

A LOS PELIGROS DE CIRCULAR POR LAS CALLES CÉNTRICAS EN VEHÍCULOS DE DOS RUEDAS, AL TENER QUE ENFRENTAR EL ATAQUE DE LOS PERROS.

Intentando mantener el equilibrio para no terminar él y su moto en el suelo, en plena calle Bories, un turista que eligió este medio para recorrer los caminos de la Patagonia, lidiaba con dos perros que intentaban alcanzar sus tobillos […]

Intentando mantener el equilibrio para no terminar él y su moto en el suelo, en plena calle Bories, un turista que eligió este medio para recorrer los caminos de la Patagonia, lidiaba con dos perros que intentaban alcanzar sus tobillos (o alguna parte más carnosa donde hincar sus dientes), mientras le ladraban desaforadamente.
El motonetista, que seguramente tras miles de kilómetros de viaje, se aprontaba a disfrutar de nuestra ciudad, recibió de esta forma una agresiva recepción.
Luego de soportar estoicamente la espera hasta que el semáforo le ofreciera el verde para continuar su marcha, partió raudo con los dos canes siguiéndoles muy de cerca.
Si su viaje tenía previstas las experiencias fuertes, sin duda no se decepcionó, ya que cerca estuvo de ir a parar al hospital. Si en cambio lo que buscaba era relajarse y disfrutar conociendo nuestro centro cívico, Plaza de Armas y estilo arquitectónico pionero, seguro que no eligió el medio de transportes adecuado, para osar circular por nuestras arterias céntricas.
Los puntarenenses que fueron testigos, sintieron vergüenza, lamentando que esto sea de ocurrencia frecuente, y que constituya un peligro adicional para quienes utilicen bicicletas o motos como medio de transporte.
A este tipo de episodios, que lamentablemente no son excepcionales, damos hoy nuestra Oveja Negra de Polar.