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28 de febrero de 2011

A LOS TELÉFONOS PÚBLICOS QUE SE QUEDAN CON LAS MONEDAS SIN QUE HAYA A QUIEN RECLAMARLE

Hemos recibido denuncias de auditores que se sienten estafados por el mal funcionamiento de algunos teléfonos públicos ubicados en el centro de la ciudad. El problema radica en que estos aparatos, que funcionan con las monedas que deben insertarse en […]

Hemos recibido denuncias de auditores que se sienten estafados por el mal funcionamiento de algunos teléfonos públicos ubicados en el centro de la ciudad. El problema radica en que estos aparatos, que funcionan con las monedas que deben insertarse en ellos para lograr obtener tono de comunicación no siempre están en las condiciones esperadas, con lo que se transforman en vulgares “tragamonedas”, que simplemente se quedan con el dinero en su interior, sin permitir que el usuario pueda concretar su llamado. Frente a un hecho así de nada sirve golpearlas, insultarlas o amenazarlas. Son máquinas y como tales, no les afecta nuestro enojo, por más justificado que éste sea. Estos aparatos no lucen ningún letrero advirtiendo sobre su mala condición. Lo que queda, entonces es ir a la compañía correspondiente, pero reclamar por unos míseros pesos, no sólo es tedioso, sino que resulta más oneroso aún, considerando que el tiempo perdido también tiene un precio. Esto hace que luego del mal rato, llegue la resignación y el dinero perdido pase a incrementar las arcas de estas poderosas compañías. Junto con llamar a los propietarios de estos aparatos, tan útiles como impredecibles, a que se responsabilicen de su buen funcionamiento, y a que adviertan cuando éstos estén con fallas, les dedicamos hoy nuestra Oveja Negra de Polar.