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24 de septiembre de 2020

AHORA NOS TOCA A NOSOTROS

En medio de la pandemia y de la complicada situación sanitaria que estamos viviendo en Punta Arenas, este año pasó desapercibido un nuevo aniversario de nuestro acontecimiento fundacional, cuando el 21 de septiembre de 1843 -hace 177 años- con la […]

En medio de la pandemia y de la complicada situación sanitaria que estamos viviendo en Punta Arenas, este año pasó desapercibido un nuevo aniversario de nuestro acontecimiento fundacional, cuando el 21 de septiembre de 1843 -hace 177 años- con la llegada de la goleta “Ancud” a la Punta Santa Ana, el estado de Chile tomó posesión de estas tierras y mares australes. Es una fecha para recordar, un acontecimiento para agradecer, y un ejemplo de la voluntad y tesón de esos primeros pobladores que puede iluminar los tiempos difíciles que ahora vivimos.

El viaje de la goleta “Ancud” con sus 23 tripulantes, al mando del capitán Juan Guillermos, da inicio a la maravillosa historia de lo que hoy es Punta Arenas y su gente. Esos primeros hombres y mujeres que se establecieron en la Punta Santa Ana y allí fundaron Fuerte Bulnes, para luego de unos años trasladarse a la actual Punta Arenas, sufrieron el rigor del clima y del aislamiento para ir dando forma a la vida en estas tierras.

Esos recios hombres y mujeres que realizaron la toma de posesión del Estrecho de Magallanes se jugaron sin reservas por establecerse en estas tierras e ir conociendo y dominando el rigor de la naturaleza que se les ofrecía en la esplendorosa belleza de la Patagonia. No fue fácil, pasaron muchas dificultades y penurias, pero sin doblegarse ante las adversidades dieron los primeros pasos fundacionales que hicieron posible lo que hoy es nuestra vida en Punta Arenas y en nuestra Patagonia.

Ese grupo fundacional estaba conformado por personas de distintos orígenes: unos -la mayoría- eran chilotes, algunos eran del norte del país, el capitán Guillermos era un marino inglés, el científico Bernardo Philippi era alemán. Con esta variopinta expedición ya se anunciaba la integración de personas de diverso origen como de una de las características de lo que sería la vida que se desarrollaría en estas tierras australes. Muy pronto llegarían otros habitantes a estas tierras, así llegaron los croatas, los suizos, ingleses, españoles y otros; todos ellos atraídos por las posibilidades de trabajo y búsqueda de prosperidad, cuando Europa se desangraba en guerras que dispersaban oleadas de migrantes por el mundo entero.

La vida y cultura que se desarrolló en estas tierras australes tiene en la capacidad de integración de las diversidades una de sus riquezas y una de sus marcas de identidad. La vida y cultura que se ha desarrollado en nuestra Patagonia es inclusiva e integradora de todos los rasgos culturales de quienes han llegado y siguen llegando a vivir entre nosotros. Nuestro particular modo de vida -que tan claramente nos distingue del resto del país- es el resultado de esta voluntad de inclusión que se traduce en la capacidad de integrar todos los aportes.

Aunque todos los que hoy habitamos en la Patagonia hemos llegado desde otras tierras -nosotros o nuestros antepasados-, acá nos sentimos en casa, somos “magallánicos”, somos de la Patagonia. Este sentimiento de estar en casa, de sentirnos viviendo lo nuestro es el resultado de un largo proceso de inclusión e integración cultural iniciado por los tripulantes de la goleta “Ancud”, que desde sus diversos orígenes fueron dando vida a un cultura recia y acogedora, inclusiva e integradora que caracteriza a Magallanes, y este un tesoro que demos cuidar y cultivar.

En medio de la crisis sanitaria que vivimos por el corona virus nos toca a nosotros hacer prueba de esa voluntad recia de los primeros pobladores para enfrentar los rigores de esta segunda cuarentena que estamos viviendo. Una voluntad recia para vivir responsablemente las restricciones del confinamiento, una autodisciplina firme para permanecer en nuestras casas y evitar -en todo lo que sea posible- el contacto con otras personas, y una solidaridad activa para cuidarnos unos a otros y lograr salir de la situación crítica de contagios del corona virus. Esa voluntad firme, esa responsabilidad social y autodisciplina, esa solidaridad que nos hace responsables unos de otros fueron rasgos ejemplarmente vividos por los primeros pobladores de nuestra ciudad, ahora nos toca a nosotros.

24 de septiembre de 2020