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17 de marzo de 2024

BRECHAS DE GÉNERO Y EDUCACIÓN PARVULARIA

Subsecretaria de educación parvularia.


Prensa Radio Polar

La reciente publicación de los resultados del SIMCE 2023 nos ha dado buenas noticias, al anunciar

un sistema educativo que muestra sus primeros signos de recuperación. Pero, al mismo tiempo, se

ha  evidenciado que  aún  tenemos  importantes  desafíos  respecto  de  las  brechas  de  género,

especialmente en los desempeños en matemáticas.

Este análisis a los datos debe hacerse desde una perspectiva de proceso y, especialmente, de

trayectorias educativas. Una visión sistémica e integral de estos resultados, debe situarnos en la

reflexión  acerca  de  la  relevancia  que  tiene  fomentar,  desde  los  primeros  años  de  vida,  las

potencialidades e intereses de niñas y niños en condiciones de equidad.

Como señala la UNESCO, la educación transforma vidas, por lo que somos conscientes que, desde

los primeros niveles educativos, se debe ofrecer oportunidades únicas para el desarrollo integral, la

inclusión, la participación y el ejercicio de la ciudadanía. Hoy más que nunca, debemos potenciar el

aprendizaje y el bienestar integral de niños y niñas, abordando dos importantes desafíos: fortalecer

la valoración de la asistencia a los establecimientos educativos; y promover una cultura de altas

expectativas con perspectiva de género, con el fin de disminuir las brechas de aprendizaje.

Se debe avanzar en ambas líneas, por una parte, seguir fortaleciendo la asistencia de niños y niñas

en el nivel parvulario, considerando que los fenómenos estacionales, como la llegada del invierno y

el aumento de las enfermedades respiratorias los afectan más que a la población escolar. Debemos

continuar los esfuerzos por transmitir la importancia de la asistencia regular a las salas cuna, jardines

infantiles  y  escuelas,  lo  que permite  que  niños  y  niñas  participen  de  forma  consistente  en

experiencias pedagógicas, afianzando aprendizajes que serán claves para la continuidad de sus

trayectorias educativas.

Y, en paralelo, debemos ocuparnos de brindar oportunidades de aprendizaje equitativas a niños y

niñas, eliminando los sesgos y las desigualdades de género. Estudios indican que las prácticas

pedagógicas y las interacciones potenciadoras con adultos significativos, a temprana edad, marcan

diferencias importantes en la autopercepción de capacidades y habilidades. Así, las expectativas

según género, que tiene la adultez sobre las niñas y niños, pueden determinar la cantidad de

atención, el tipo de actividades, la selección de materiales, etc.; existe evidencia de que a temprana

edad las niñas se sienten menos inteligentes y capaces que los niños.

En este contexto, la Educación Parvularia desempeña un rol clave en superar las desigualdades de

género, promoviendo el desarrollo de las potencialidades de niños y niñas desde sus motivaciones

e intereses. Para ello es fundamental mirar nuestra práctica pedagógica, reflexionar cotidianamente

sobre lo que hacemos y decimos, con el fin de eliminar sesgos y desigualdades que puedan

arrastrarse a lo largo de la trayectoria educativa.


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