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10 de enero de 2018

Ciencia e investigación antártica y subantártica entre los proyectos Fondecyt adjudicados por la Universidad de Magallanes

El Fondo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico, Fondecyt, tiene por objetivo estimular y promover el desarrollo de investigación científica y tecnológica básica en Chile, y es el principal fondo de este tipo en el país. Tiene 3 categorías. La […]

El Fondo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico, Fondecyt, tiene por objetivo estimular y promover el desarrollo de investigación científica y tecnológica básica en Chile, y es el principal fondo de este tipo en el país. Tiene 3 categorías. La primera es de Proyectos Regulares, y está orientada a investigadores con trayectoria en todas las áreas del conocimiento, que pueden participar junto a un grupo pequeño de coinvestigadores y sus instituciones patrocinantes, y obtener financiamiento para personal, viajes, colaboradores extranjeros, gastos de operación, equipamiento, apoyo a la infraestructura y gastos de administración.

Cinco científicos de la Universidad de Magallanes pasaron, exitosamente, el proceso de selección del último Fondecyt Regular. Según el director de Investigación, Dr. Manuel Manríquez, este gran logro se debe a que los científicos “están pensando cómo hacer el salto sustantivo para ser una universidad de excelencia”. Manríquez también aduce el apoyo prestado por la vicerrectoría de Investigación para facilitarles el proceso, a través de la entrega periódica de resúmenes de concursos que están abiertos, y de un formulador de proyectos que los ayuda a escribir en el formato requerido”, afirma. También cree que se debe a la contratación de Doctores, “que yo creo que ninguna universidad ha tenido. Sólo en GAIA (Antártica, proyecto de mejoramiento institucional financiado por el Ministerio de Educación) se contrataron alrededor de 15 Doctores”.

En este sentido tres proyectos en la línea de Ciencias Antárticas y Subantárticas obtuvieron resultados favorables. Uno es “Historia glacial y postglacial de la vegetación y el clima de ecosistemas templados de Patagonia chilena centro-oeste (44º-49ºS)”, del Coordinador del Magíster Manejo y Conservación de Recursos Naturales en ambientes Subantárticos y del Doctorado en Ciencias Antárticas y Subantárticas, Dr. Rodrigo Villa-Martínez, investigador de CIGA. El estudio se enfocará en el proceso de forestación de las zonas deglaciadas de dicha latitud en los últimos 22 mil años y, según explica Villa, se ocuparán “registros de polen del sector oriental de los Andes y de la zona de los canales, para analizar las fuentes de dispersión que contribuyeron a la forestación del paisaje deglaciado”.

El Dr. Juan Carlos Aravena, director del Centro de Investigación GAIA Antártica (CIGA), se adjudicó financiamiento para la propuesta “Cronologías glaciales Holocénicas de alta resolución a través de la Patagonia (47°-51°S): poniendo a prueba mecanismos de iniciación y modulación de eventos glaciales en los Andes del Sur”, cuyo objetivo es establecer una cronología de los eventos glaciares de valles australes de los Andes, mezclando varios métodos de fechado para estimar la variabilidad climática para los últimos miles de años. “El uso combinado de diferentes métodos de fechado, explica Aravena, ha ayudado a detectar algunas estimaciones erróneas, por lo que un registro bien establecido de variaciones glaciares, puede servir como un buen estándar con el cual comparar otras fuentes de información paleoambiental”.

Completa la trilogía de esta línea científica en la UMAG el Dr. Andrés Mansilla, con el proyecto “Estudios genómicos, fisiológicos y ecológicos para conocer las respuestas de macroalgas antárticas y subantárticas al cambio climático y Retroceso Glaciar”, que proviene de dos FONDECYT anteriores, otorgando continuidad a un programa de 18 años investigando las comunidades bentónicas y de algas marinas. Su objetivo es examinar los impactos de la desglaciación sobre su fisiología, biología y genómica, en la ecorregión subantártica de Magallanes y el continente Antártico, en un contexto donde “la disminución de los glaciares y de la cubierta de hielo marino, puede expandir el rango de distribución de las macroalgas hacia el polo, adaptándose a nuevos nichos ecológicos, como lo han hecho algunos pingüinos, por ejemplo”, sentenció el Dr. Mansilla.