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26 de abril de 2014

¿CUÁNDO ES ACEPTABLE QUE UN HOMBRE SE QUITE LA CAMISETA?

En Barcelona se han visto obligados a tomar cartas en el asunto. Ante la proliferación de turistas que paseaban por la ciudad o se tomaban una cerveza en una terraza sin camiseta, el ayuntamiento aprobó en 2011 una ordenanza municipal […]

En Barcelona se han visto obligados a tomar cartas en el asunto. Ante la proliferación de turistas que paseaban por la ciudad o se tomaban una cerveza en una terraza sin camiseta, el ayuntamiento aprobó en 2011 una ordenanza municipal que permite multar a todos aquellos que circulen por la vía pública desnudos o simplemente sin camiseta.
Porque, seamos sinceros, no es lo mismo salir de casa para ser recibido en el mundo exterior por los pectorales de Hugh Jackman que hacerlo, por ejemplo, con un hooligan barrigón y borracho intentando recordar en qué ciudad ha dejado el coche. Tampoco resulta nada agradable descubrir cómo un pequeño e indefenso guisante ha quedado atrapado en el pecho lobo del hombre que, en la mesa de al lado, está poniéndose tibio de ensaladilla rusa.
Antes de quitarse la camiseta en público hay que calcular las posibilidades que hay de que Scott Eastwood, el hijo de Clint, se cruce en nuestro camino. El agravio comparativo puede resultar terminal.
Por eso, aunque las altas temperaturas y la relajación estival invitarán, dentro de poco, a quitarse la camiseta, solo existen unas pocas excepciones en las que hacerlo no constituye un motivo de condena social (además de en la cama y en la playa, claro está):
– Si has ganado un premio al mejor torso. Salir vestido a recoger el galardón de los MTV Movie Awards a la mejor actuación sin camisa es una gran incoherencia, además de un acto de falta de generosidad con todos los que no han podido ver ese trabajo interpretativo.
– Si buscas una tarjeta amarilla. Quedarse en pechos para celebrar un gol es una forma de canalizar la euforia que Cristiano Ronaldo ha llevado a un nuevo nivel. Poniendo en tensión cada músculo de su cincelado torso desencadena un catálogo de emociones que van de la envidia al miedo, pasando el rechazo. Para todos aquellos que no son aficionados al fútbol, la imagen que quedará asociada a este jugador será la de sus hercúleos abdominales a punto de reventar sobre el terreno de juego. Y para todos aquellos que se ven obligados a fingir que les interesa este deporte, el despelote de cintura para arriba de algún futbolista es siempre el momento más emocionante del enfrentamiento.
– Si has ganado un Tour de Francia. Bradley Wiggins no solo ganó la vuelta gala en 2012 sino también la medalla de oro en la categoría de contrarreloj durante los Juegos Olímpicos de Londres. Solo por eso le perdonamos que actúe como cualquier otro turista inglés cuando visita Palma de Mallorca y vaya a cenar en pantalones y chanclas.
– Si trabajas en la obra, como jardinero, en el campo o eres el dueño de la empresa. Cuando el termómetro sube de los 35 grados y uno tiene que pasarse 10 horas currando al aire libre, no hay normas de estilismo que valgan. Y el llamado moreno de albañil no les sienta bien ni a los idem. Mientras se cumpla la normativa de seguridad, los inspectores de trabajo y estilo no tienen nada que decir.
(Por Carmen Mañana, publicado en elpais.com)