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18 de septiembre de 2016

EL HOTEL KOSMOS, UNA JOYA EN EL FIN DEL MUNDO

El 12 de septiembre de 1933, aparece publicada en el diario El Mercurio de Santiago de Chile una crónica dedicada al hotel Kosmos de Punta Arenas, donde se lo compara con el “Palacio de Buckingham, el Ritz, el Waldorf Astoria […]

El 12 de septiembre de 1933, aparece publicada en el diario El Mercurio de Santiago de Chile una crónica dedicada al hotel Kosmos de Punta Arenas, donde se lo compara con el “Palacio de Buckingham, el Ritz, el Waldorf Astoria y el Forum Romanorum, todos en uno; un lugar de reunión social sin el cual el universo dejaría de existir”.
En el comienzo de la nota se plantea que el viajero “no se imagina que pueda existir en la ciudad un hotel tan espléndido” y resulta “una sorpresa el sentirse acogido en un ambiente elegante y confortable como el que éste ofrece”.
El cronista describe que “cuenta con más de 60 habitaciones confortables y hermosamente amobladas, siempre a disposición de los pasajeros. Todas ellas poseen calefacción y están servidas constantemente por personal competente (…) El comedor del hotel es, como el hall, recinto de un aspecto realmente hermoso y acogedor (…) es espacioso y adornado en forma sobria pero elegante”.
Luego, añade que “es conocido por todos los viajeros que han visitado el Estrecho. Muy de tanto en tanto un buque cargado de turistas, en su camino alrededor del mundo, toca tierra en Punta Arenas, lo cual quiere decir que algunos pasajeros bajan para cambiar de dieta. Asimismo, las expediciones Antárticas tienen sus cuarteles allí antes de saltar hacia las regiones heladas cercanas al Polo Sur”.
Considera que el hotel Kosmos “es el centro del universo para los ciudadanos de Punta Arenas, para no mencionar los criadores de ovejas que de tanto en tanto entran retumbando en él, haciendo los más originales esfuerzos por parecer la encarnación de Creso”.
El desarrollo adquirido por la capital magallánica en las primeras décadas del siglo XX promovió la incorporación de elementos tecnológicos y de confort incluso antes que en la propia capital chilena. Así fue con el servicio domiciliario de energía eléctrica y agua potable, con las comunicaciones telegráficas y la cinematografía. La clave de su dinamismo estuvo basada en la fenomenal acumulación de capital que generó la explotación ovina y el intenso tránsito naviero que circulaba por los pasos australes, hasta que la apertura del canal de Panamá le hizo perder importancia.