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24 de diciembre de 2020

EL NACIMIENTO DEL SEÑOR JESÚS

Aunque pueda parecer algo obvio, es bueno recordar para muchos que no se han enterado, lo que sucede en estos días y es que los cristianos estamos celebrando el nacimiento del Señor Jesús. Aunque pueda parecer obvio, es apropiado recordar […]

Aunque pueda parecer algo obvio, es bueno recordar para muchos que no se han enterado, lo que sucede en estos días y es que los cristianos estamos celebrando el nacimiento del Señor Jesús. Aunque pueda parecer obvio, es apropiado recordar que la palabra “navidad” quiere decir “nacimiento” (viene del latín “nativitas” que en castellano es “nacimiento”). Estas afirmaciones que, para los cristianos son algo obvio y evidente, no lo son para muchos otros que andan muy atareados en estos días con preocupaciones “navideñas” de compras de todo tipo y programaciones de todo tipo de encuentros.

Por eso, parece bueno que -simplemente- recordemos lo que sabemos del nacimiento del Señor Jesús y hagámoslo desde nuestra compleja situación por causa de la pandemia que nos aqueja, junto al mundo entero, la cual ha puesto en evidencia todas nuestras fragilidades e inconsistencias.

La Navidad del año 2020 tal vez sea la más parecida al verdadero nacimiento de Jesús bajo el emperador romano César Augusto que había mandado hacer un censo en todo el imperio romano, no sólo con el fin de saber cuánta gente vivía en su imperio, sino con el propósito de cobrar un impuesto a cada habitante.

La familia de José y María que espera un hijo, es una familia pobre y creyente, como la mayoría de nuestro pueblo. No encuentran alojamiento en el pueblo de Belén, donde habían tenido que ir a anotarse para el censo. Como pobres que eran, José y María probablemente no podían pagar por alguna otra solución. María estaba a punto de dar a luz, y no les quedó otra solución que refugiarse en un establo de animales. Es decir, nuestra celebración recuerda que Jesús nació en un pesebre y junto a los animales que allí estaban. Nuestra celebración recuerda que el nacimiento del Mesías esperado, de Dios hecho hombre, acontece en la marginación propia de la pobreza e ignorado como tantos hombres y mujeres pobres de todos los tiempos, por cierto, también los pobres de nuestro tiempo.

La historia nos recuerda que muy pronto el niño Jesús se vio amenazado de muerte, por un rey genocida, Herodes, que mandó matar a todos los niños menores de dos años. Así, como tantos niños que -también hoy- desde su nacimiento están amenazados en su vida, en sus derechos, en su dignidad y en sus posibilidades de desarrollo humano. José, María y el niño Jesús tuvieron que huir a Egipto y vivir como migrantes en el extranjero, como tantas familias migrantes que vemos hoy.

Los evangelios nos cuentan que luego de la muerte del rey genocida, pudieron volver a su tierra y vivir en el pequeño pueblito de Nazaret, de allí recibió uno de los nombres por el que lo conocemos, “el Nazareno”. Allí, dicen los evangelios, el niño Jesús “crecía y se fortalecía lleno de sabiduría” (Lc 2,40). Allí también aprendió el oficio de José, y era conocido como “el carpintero de Nazaret”; allí vivó, creció y trabajó -como uno de tantos- por casi treinta años hasta que comenzó el anuncio de la buena noticia de Dios: “El tiempo de espera acabó. El Reino de Dios está llegando. Cambien de vida y crean en la buena noticia” (Mc 1,14). Así, pasó por el mundo haciendo el bien hasta dar su vida como el gran signo del amor de Dios por cada ser humano, y en su resurrección Dios puso el sello definitivo de que el amor es más fuerte que todo el mal del mundo y que la muerte.

Nuestra celebración cristiana del nacimiento del Señor Jesús es para nosotros causa de alegría y de esperanza, pues el Señor Jesús conoce por experiencia todas nuestras situaciones humanas y está junto a nosotros. Dios no nos abandona nunca, sino que se sumerge en toda nuestra vida para sostener y animar nuestro camino hacia Él.

Nuestra celebración cristiana de Navidad es una invitación a la alegría y a la esperanza de estar con Él, de vivir por Él y de caminar en Él.

¡Feliz Navidad para todos, junto al pesebre del Señor Jesús!

24 de diciembre de 2020