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8 de diciembre de 2016

INVESTIGADORES MONITOREAN AL LOBO FINO EN LA ANTÁRTICA

Para instalar instrumentos de seguimiento en los lobos finos antárticos (Arctocephalus gazella), en el primer periodo posparto, llegaron hasta cabo Shirreff el biólogo marino Renato Borrás (Pontificia Universidad Católica de Chile) y el biólogo molecular Eduardo Fuentes. En este lugar […]

Para instalar instrumentos de seguimiento en los lobos finos antárticos (Arctocephalus gazella), en el primer periodo posparto, llegaron hasta cabo Shirreff el biólogo marino Renato Borrás (Pontificia Universidad Católica de Chile) y el biólogo molecular Eduardo Fuentes. En este lugar ubicado en la costa norte de isla Livingston, los científicos estudiarán principalmente los movimientos de los lobos finos en el primer viaje de alimentación.

El proyecto “Ecología de forrajeo en ambientes variables. Rol de la variabilidad climática y la dependencia energética de la cría de lobo marino antártico”, financiado por el Instituto Antártico Chileno (INACH), forma parte de la LIII Expedición Científica Antártica (ECA 53). Renato Borrás comenta que en esta ECA van un poco antes, ya que cubrirán sectores que no fueron visitados en la temporada pasada.

El investigador de la Universidad Católica añade que el objetivo particular de este viaje es instalar los instrumentos en los lobos finos en el primer período posparto. “Los animales van a tener un mecanismo que podrá registrar el primer viaje. Este es un período muy demandante para los lobos, ya que acaban de dar a luz a la cría. En este proceso las madres tienen una pérdida de energía importante y además deben alimentar una cría recién nacida”.

En cabo Shirreff los investigadores esperan terminar el monitoreo de los viajes de alimentación que efectúan las madres de lobos marinos y así determinar las características de esos viajes con distintos tipos de climas, en temporadas diferentes. “Podremos observar si existen distintas estrategias por parte de las madres para adquirir energía”, agrega el profesional.

La forma de monitorear a los animales es que una vez capturado el ejemplar (de edad conocida) se le anestesia para dormirlo completamente. Luego de esto, se controla la respiración del animal y se instala el instrumental (ya configurado y pegado sin incisión) en el lomo del lobo fino. Borrás dice que no deja de ser una apuesta pegar estos instrumentos, ya que se han perdido algunos cuando los animales se refriegan en las rocas.

Además, agrega el biólogo, “extraemos la leche de la hembra; la sacamos para poder determinar otros aspectos como la dieta del ejemplar. A partir de la leche, podemos averiguar cuál es su fuente de alimentación. También está el análisis de las fecas de las hembras que va acoplado junto con las muestras de isótopos estables y de los ácidos grasos de la leche”.

Borrás añade que es importante que el análisis fecal sea in situ y por eso se realizan muestras fecales todas las semanas, trabajo que realizará el biólogo molecular Eduardo Fuentes. El resultado demostrará si los animales ya están comiendo peces, solamente ingiriendo kril o hay una mezcla. Al momento de determinar este resultado, los expertos se encargan de instalar el mecanismo de monitoreo, en principio por seis viajes.