0d48ec9d-a119-4787-8781-70de66845b73-medium-standard-q100.png

7 de mayo de 2013

LA LUNA

La luna hizo trampa, estaba tan mansa, tan iluminada, me llamaba al letargo, mis defensas estaban bajas, así es que cuando ella apareció no pude abanicarla, se esparció cual lluvia otoñal sobre mi descuidado corazón, ¿si era bella?, más que […]

La luna hizo trampa, estaba tan mansa, tan iluminada, me llamaba al letargo, mis defensas estaban bajas, así es que cuando ella apareció no pude abanicarla, se esparció cual lluvia otoñal sobre mi descuidado corazón, ¿si era bella?, más que la sabana que extiende el sol en las tardes de la juventud marchada, ¿si la ame?, más que mis recuerdos escolares salpicados de juegos y trampas, yo solo estaba allí, sin disimulo, sin estar, ella al parecer lo sabia y me encandilo, toda ella, perfecta, ineludible, ¿qué podía hacer?, sucumbí, acepte la orden del principio de todo mundo, la ame, ella reía y revoloteaba, yo, yo solo observaba, como observa la polilla antes de entrar en la braza ardiente, yo entendía lo que no comprendía. Todo amor es voluble por esencia, todo amor es perfecto hasta que estalla en mil colores, en mil formas, se puede amar sin quererlo, se puede arrancar de todos los amores, se tiene miedo, por aquello de la polilla, se tiene valentía, se hace sorna, se hace canto épico, se ama o no se ama, no existe transición, no existe desvío, no se puede tomar la mejor ruta o la más corta, no se hace el leso, se ama o no se ama, que complicado, que humano, que cierto el amor. Ella dijo, ella hizo, solo cerré los ojos esperando ser absuelto, esperando ser perdonado, pero la condena tenia el sabor dulce de la frutillas, de la miel, sus mejillas dibujaban lo que el arte apenas roza, sus ojos abarcaban el todo, veían dentro de mi, yo avergonzado quería esconder el amor que golpeaba y empujaba, ella sabia que yo estaba perdido, rendido, humillado, como se humilla el árbol ante la fuente de todas las aguas, humillado como se humilla el perro que desea la mano cariñosa, humillado como la montaña ante el cielo tapizado de estrellas, ella sabia, yo ni lo intuía. La luna se burlo de mí, me timo y yo no me resistí demasiado, soy como todos los hombres, siempre pajareando, siempre descuidado, así es como el corazón se llena de heridas, la luna lo sabe, su trabajo es sencillo. Ella desapareció sin promesas, o tal vez con todas las promesas, creí lo que quise creer, la luna se marcho y el sol me regaño, ¿otra vez caíste?, me marche sin contestarle, ¿para qué? Con las manos en el bolsillo, con un gusto de dioses en la boca, camine al lugar de siempre, sabiendo que ella aparecería de pronto, en algún lugar, cuando la luna me hiciera traicionar todas mis promesas.

Luis Alvarado Pesutic