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14 de abril de 2022

LA SEMANA MÁS IMPORTANTE DEL AÑO

Quisiera compartir con ustedes que, para los cristianos, ésta es la semana más importante de todo el año, y -estoy seguro- que más de alguno de ustedes se preguntará por qué. Sucede que, desde el Domingo pasado, con el llamado […]

Quisiera compartir con ustedes que, para los cristianos, ésta es la semana más importante de todo el año, y -estoy seguro- que más de alguno de ustedes se preguntará por qué. Sucede que, desde el Domingo pasado, con el llamado “Domingo de Ramos”, en que recordamos la entrada de Jesús en Jerusalén para realizar la ofrenda de su vida, comenzamos la llamada “Semana Santa”. Por eso, estos días son -para todos los cristianos- los días más importantes del año, porque a la luz de lo que celebramos en ellos es que tienen sentido todas las otras semanas, meses y años de nuestra vida. A la luz de la muerte y resurrección del Señor tienen sentido los afanes y luchas de cada día; incluso se llenan de sentido el dolor, el sufrimiento y aún la misma muerte.
En estos días celebramos la entrega de amor del Señor Jesús y su triunfo sobre los dos grandes enemigos de la felicidad del ser humano: el mal que se anida en el corazón humano y pasa a las estructuras de la sociedad -eso es lo que en lenguaje religioso llamamos “pecado”-, y la muerte con la que chocan todos nuestros anhelos de vida.

En estos días deseamos comprender mejor por qué el Señor Jesús murió y resucitó y acogerlo en nuestra vida. Hacemos memoria y revivimos su entrega hasta la muerte y el poder de su Resurrección, que nos regala una vida nueva con Él. En estos días celebramos que estos dos enemigos de la felicidad humana -el pecado y la muerte- no pudieron destruir al Señor Jesús ni ese amor que lo hace morir perdonando desde la cruz, y que lo hace decir “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”. No pudieron dejar su vida encerrada en una tumba, y ocurrió algo que humanamente es increíble, pero que sólo Dios puede hacer: resucita y hoy está vivo. ¡Es el Señor de toda la creación!

Hoy, en el llamado “Jueves Santo”, hacemos memoria de la Cena que celebró el Señor Jesús en la víspera de su Pasión, allí instituyó el sacramento de la Eucaristía al decirnos que ese pan y ese vino eran su persona, su Vida, que permanecía con nosotros para siempre. Mañana, viernes, que llamamos “Viernes Santo”, quizás, para algunos es un día del que no entienden mucho, pero les viene muy bien el feriado; también, para otros, por un vago recuerdo de alguna tradición es un día en que comen pescados y mariscos, y ahí queda todo, y confunden las costumbres gastronómicas con la fe y la religión, ¡nada que ver!… Para nosotros tiene un significado distinto; es el día en que hacemos presente en las celebraciones litúrgicas que el Señor Jesús no dudó en seguir amando hasta el final, y si ese amor significaba entregarse hasta la horrible muerte en la cruz, Él lo vivió a fondo e incluso perdonando a todos antes de morir.

El Sábado Santo es un día en que estamos a la espera del anuncio lleno de alegría que celebraremos esa noche en la “Vigilia Pascual”. Una vigilia es la noche anterior a una fiesta, porque es durante esa noche -según narran los Evangelios- que acontece la Resurrección del Señor Jesús.

En la mañana del Domingo van las discípulas del Señor Jesús al sepulcro y lo encuentran vacío. Algo inexplicable, piensan que se han robado el cuerpo…, hasta que es el mismo Señor Jesús quien manifestándose ante ellas les hace caer en la cuenta que es el poder de Dios, el poder del amor que ha actuado y que ese Dios del amor es el mismo Señor Jesús que han visto crucificado y que ahora ven manifestándose como Dios y Señor.

El gozo de las mujeres en ese encuentro con el Señor Jesús es el que se renueva en cada hombre y mujer creyente que en su vida se encuentra con Él y conoce el poder del amor de Dios que todo lo acoge y todo lo renueva. Allí donde la maldad de la que somos capaces los seres humanos ha sembrado destrucción y muerte, Dios se manifiesta como el vencedor de la muerte y la fuente de toda vida y esperanza. Por eso, la noche del Sábado Santo y el Domingo de Pascua, los cristianos no nos cansamos de hacer fiesta, pues si el Señor Jesús no hubiese resucitado vana sería nuestra fe e inútil sería nuestra esperanza, pues no vivimos en un simple recuerdo sino en el gozo de una Presencia.

Desde ya, ¡feliz Pascua de Resurrección para todos!