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29 de abril de 2021

MIRANDO P’AL LADO

Quizás algo en lo que todas las personas podemos estar de acuerdo es que estamos viviendo tiempos muy difíciles, complejos y delicados. Tiempos que requieren de buen juicio para entender lo que pasa y de mucha prudencia en todo lo […]

Quizás algo en lo que todas las personas podemos estar de acuerdo es que estamos viviendo tiempos muy difíciles, complejos y delicados. Tiempos que requieren de buen juicio para entender lo que pasa y de mucha prudencia en todo lo que hacemos, tanto personal como colectivamente, en el plano sanitario, político, económico, laboral y familiar.

Este Día del Trabajo lo conmemoramos en medio de situaciones laborales marcadas por la incertidumbre de lo que vendrá. Dentro de dos semanas -si la pandemia lo permite- tendremos elecciones de diversas autoridades locales y también una de las elecciones más importantes que podemos enfrentar, la de quienes tendrán el encargo de redactar la nueva Constitución del país; todo esto mientras unos festejan la derrota del gobierno acerca del tercer retiro de fondos previsionales, y el gobierno parece no acertar en qué pasos dar.

Quisiera invitarlos a que miremos “p’al lado”. Todos sabemos que esta expresión puede tener muchos significados, desde el desentenderse de lo sucede hasta coqueteos -inocentes o no tanto- en las relaciones de pareja; también puede significar la búsqueda de otras alternativas o -simplemente- mirar hacia otro punto geográfico.

En este último sentido, quiero invitarlos a mirar hacia el este; es decir, mirar hacia Argentina. Para los nortinos (de Puerto Montt hacia el norte) puede resultar un ejercicio complejo, porque la vista de ellos choca con la cordillera, pero acá, en la Patagonia, no es la cordillera la que nos separa de Argentina, sino un simple alambre que recorre la pampa. Por eso, acá tenemos un contacto cercano, habitual y fluido con los argentinos, y como acá tenemos la cordillera al oeste y estamos al mismo lado de la cordillera que los argentinos, ellos para nosotros no son “transandinos”. Esto resulta difícil de entender para los nortinos y su insoportable centralismo, pero de eso hablaremos en otra ocasión.

En medio de estos tiempos difíciles y delicados, miremos “p’al lado”, y veamos qué ha sucedido en Argentina, en qué situación se encuentra ese país grande, lleno de riquezas naturales, que fue próspero al punto de ser considerado en el siglo pasado entre los países más ricos del mundo.

Desde hace unas décadas, los argentinos viven en una crisis que ahora ha sido agravada por el corona virus y las dificultades del estado para enfrentar la emergencia sanitaria dando un mínimo de seguridad a la población. Tienen una recesión económica permanente, una alta tasa de inflación, una de las monedas más devaluadas y son uno de los mayores deudores del Fondo Monetario Internacional, con una deuda que les resulta impagable y con muy poco acceso a los mercados de crédito internacional. Esos datos económicos se traducen en la pobreza de mucha gente, en el deterioro de la infraestructura del país, en una crisis de confianza y en la ausencia de horizontes; es decir, una situación de pobreza que se profundiza con la pandemia.
Lo que ha sucedido en las últimas décadas en Argentina no es una especie de destino funesto, sino que no es un secreto para nadie que tras esta situación hay una serie de malas decisiones, una polarización política gestionada por políticos y autoridades corruptas, de manera que cada gobierno culpa al anterior y le traspasa la crisis al gobierno siguiente.

No se trata, de ninguna manera, de renegar de la necesaria gestión política y de las virtudes de la democracia, ¡todo lo contrario!. Se trata que mirando “p’al lado” busquemos una buena política, una buena gestión de la vida colectiva, y de pedir a los que se dedican a la conducción de la sociedad y del aparato del estado que sean responsables, prudentes y honestos. ¿Es mucho pedir?

Se trata que en las próximas elecciones cada uno de nosotros piense muy bien a quien le concede el voto para que tenga poder en la conducción de la sociedad y en la elaboración de la nueva Constitución. Se trata de no caer en la trampa de la polarización ni en los populismos de los corruptos que son como lobos vestidos con piel de ovejas. Se trata, en una palabra, que todos seamos ciudadanos responsables y, mirando “p’al lado”, aprendamos a cuidar el país que tenemos. ¿Es mucho pedir?

29 de abril de 2021