0d48ec9d-a119-4787-8781-70de66845b73-medium-standard-q100.png

22 de diciembre de 2023

NAVIDAD ES NACIMIENTO

La celebración de Navidad es una ocasión para que, cada año, volvamos a recordar la historia del acontecimiento que celebramos y su actualidad, y que lo hagamos sin olvidar nunca que “Navidad” quiere decir “nacimiento”; porque es eso lo que […]

La celebración de Navidad es una ocasión para que, cada año, volvamos a recordar la historia del acontecimiento que celebramos y su actualidad, y que lo hagamos sin olvidar nunca que “Navidad” quiere decir “nacimiento”; porque es eso lo que estamos celebrando, la fiesta del nacimiento del Señor Jesús.

Es una historia familiar, que ocurre en el pequeño pueblo de Belén, sin nada que hiciese pensar que ese acontecimiento era lo más importante que ha ocurrido en la historia humana. Tal cual. Porque se trata de que Dios mismo entra en la historia humana, como uno de nosotros; haciéndose, para siempre, nuestro compañero de camino y abriéndonos el camino hacia la plenitud de lo humano; eso es lo que en el lenguaje cristiano llamamos “salvación”.

Es la historia de la familia de José y María que esperan un hijo, es una familia pobre y creyente, sin nada que envidiarles a los pobres de hoy. No encuentran alojamiento en el pueblo de Belén (queda a 63 kilómetros de Gaza, donde hoy están matando a miles de personas), allí habían ido para anotarse en un censo. Escucharon lo que habitualmente oyen los pobres: aquí no hay lugar para ustedes. María estaba a punto de dar a luz, y no les quedó otra solución que refugiarse en un establo de animales. Así, nuestra celebración recuerda que Jesús nació en un pesebre y junto a los animales que allí estaban. Es la celebración que recuerda que el nacimiento del Mesías esperado, Dios hecho hombre, acontece en la marginación de la pobreza e ignorado como tantos hombres y mujeres pobres de todos los tiempos.

La historia dice que muy pronto el niño Jesús se vio amenazado de muerte por un rey genocida, Herodes, que mandó matar a todos los niños menores de dos años. Así, como tantos niños que, también hoy, desde su nacimiento están amenazados en su vida, en sus derechos, en su dignidad y en sus posibilidades de desarrollo humano. José, María y el niño Jesús tuvieron que huir a Egipto y vivir como migrantes en el extranjero, como tantas familias migrantes que vemos hoy.

Los evangelios nos cuentan que luego de la muerte del rey genocida, pudieron volver a su tierra y vivir en el pueblito de Nazaret, y de allí recibió uno de los nombres por el que lo conocemos, “el Nazareno”. Ahí, el niño Jesús “crecía y se fortalecía lleno de sabiduría” (Lc 2,40). Allí también aprendió el oficio de José, y era conocido como “el carpintero de Nazaret”; ahí vivó, creció y trabajó -como uno de tantos- por casi treinta años hasta que comenzó el anuncio de la buena noticia de Dios: “El tiempo de espera acabó. El Reino de Dios está llegando. Cambien de vida y crean en la buena noticia” (Mc 1,14). Así, pasó por el mundo haciendo el bien hasta dar su vida como el gran signo del amor de Dios por cada ser humano, y fue en su resurrección que Dios puso el sello definitivo de que el amor es más fuerte que todo el mal del mundo y que la muerte.

Por eso, nuestra celebración cristiana del nacimiento del Señor Jesús es para nosotros causa de alegría y de esperanza, pues el Señor Jesús conoce por experiencia todas nuestras situaciones humanas y está junto a nosotros. Dios se sumerge en toda nuestra vida para sostener y animar nuestro camino hacia Él, haciendo una vida y un mundo mejor para todos. En Navidad celebramos que Dios confía en los seres humanos y en la buena voluntad que se anida en cada corazón humano. Dios confía en que somos capaces de hacer algo mejor para todos, por eso viene a compartir nuestra vida y animarnos en nuestro caminar.

En Navidad, entonces, celebramos el camino que Dios recorre en medio de los seres humanos, como alguna vez lo leí en una frase que dice: “Todo niño quiere ser hombre. Todo hombre quiere ser rey. Todo rey quiere ser Dios. Sólo Dios quiso ser niño”.

Y Dios sigue estando está ahí donde hay amor; es decir, donde ponemos amor, donde ponemos perdón, respeto, búsqueda de justicia y solidaridad, para que nazca algo nuevo y mejor para todos.

¡Feliz Navidad para todos, junto al pesebre del Señor Jesús!

22 de diciembre de 2023