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22 de enero de 2015

PLAGA DE CASTORES Y VISONES AMENAZA LA BIODIVERSIDAD DEL EXTREMO SUR DE CHILE

Río Gallegos – Noticias Austral Una sobrepoblación de castores y visones en el extremo sur de Chile, introducidos para el desarrollo de una industria peletera que fracasó, “amenaza la biodiversidad de uno de los rincones más prístinos del planeta”, reveló […]

Río Gallegos – Noticias Austral
Una sobrepoblación de castores y visones en el extremo sur de Chile, introducidos para el desarrollo de una industria peletera que fracasó, “amenaza la biodiversidad de uno de los rincones más prístinos del planeta”, reveló el ecólogo Ramiro Crego.
Ambos mamíferos, propios del Hemisferio Norte, fueron introducidos en Tierra del Fuego a mediados del siglo XX con el objetivo de generar una industria de exportación de sus entonces apreciadas pieles, que se arruinó tras la aparición de la piel sintética, que desplomó la demanda de la piel natural.
Hoy, tras escapes accidentales y liberaciones masivas desde los criaderos, estos animales se han convertido en una plaga “devastadora” para el medioambiente, señaló Ramiro Crego, estudiante de Doctorado del Departamento de Ciencias Biológicas de la Universidad de North Texas.
“En 1946, explicó el investigador, emprendedores argentinos liberaron una cincuentena de castores canadienses en Tierra del Fuego, cuya caza fue prohibida durante más de tres décadas”.
Sin depredadores, hoy se calcula que hay millares de castores campando por el extremo sur de Chile y de Argentina, provocando la extinción de la diversidad biológica de la zona.
En el caso del castor, las consecuencias de su actividad son muy visibles, pues son “ingenieros ecosistémicos capaces de modificar el entorno de una forma impactante”, advierte Grego en declaraciones a la agencia EFE.
“El problema ya está extendido a toda Tierra del Fuego y la zona del archipiélago Cabo de Hornos. Actualmente (los castores) ya están subiendo por el continente y hay quien ya los ha visto cerca de Torres del Paine”, alertó Crego.
En distintas ocasiones se intentó erradicarlos, dinamitando los diques o poniendo trampas en los ríos, pero ninguno de esos intentos fructificó, pues son una especie “muy dinámica y difícil de atrapar” subrayó Crego quien aseguró que se puede tardar hasta “dos semanas cazar un castor”.
Es por este motivo que Crego considera “gravísima” la amenaza medioambiental provocada por este roedor, quien a su juicio, podría seguir extendiéndose hacia el norte, “invadiendo todas las zonas de bosque templado del sur de Chile y Argentina”.