0d48ec9d-a119-4787-8781-70de66845b73-medium-standard-q100.png

13 de mayo de 2021

¿QUÉ NOS JUGAMOS ESTE FIN DE SEMANA?

Soy parte de una generación que creció marcada por el desapego y el rechazo a los asuntos colectivos. Nos enseñaron que bastaba esforzarse mucho y estudiar para salir adelante. “Cada uno vela por su propio futuro”. Bajo esas consignas aprendimos […]

Soy parte de una generación que creció marcada por el desapego y el rechazo a los asuntos colectivos. Nos enseñaron que bastaba esforzarse mucho y estudiar para salir adelante. “Cada uno vela por su propio futuro”. Bajo esas consignas aprendimos a transitar cada quién por su vereda estrecha, procurando llegar a ser más para sobrevivir en un mundo competitivo; pero al crecer nos dimos cuenta del engaño. Es que el esfuerzo individual no te asegura el éxito, ni siquiera una vida tranquila y holgada. Es que para algunas personas la cancha siempre va a estar dispareja y aunque sientas que das cada día más, siempre parece ser insuficiente. Es que ya no nos conformamos con que “podría ser peor”.

Ese despertar fue el que nos puso en este momento histórico. El momento en que debemos asumir responsabilidades. Entonces, si sentimos que el modelo de sociedad en el que nos han hecho vivir no cumple con brindarnos los mínimos necesarios para una vida digna y si creemos que es posible construir una manera nueva de relacionarnos; entonces tenemos que hacernos cargo.

Creo que es ese y no otro el espíritu que inunda este proceso eleccionario. Las marchas, movilizaciones y cacerolazos; las millones de personas que colmamos las calles en octubre de 2019 no fueron producto de un capricho, sino el síntoma de una inconformidad que llevaba décadas incubándose, que terminó fracturando la monotonía, abriendo una grieta profunda en el modelo de sociedad que se nos impuso arbitrariamente con la constitución del ochenta.

La oportunidad que tenemos este fin de semana consiste en colarnos por esa grieta que se abrió con la fuerza de todo un país movilizado gritando “no me da lo mismo”; para terminar de fracturar un modelo que nos arrastró a la crisis y que ya no es compatible con la vida ni con el desarrollo humano.

Esta vez nos estamos jugando el futuro y por primera vez es la ciudadanía la que podrá elegir el proyecto de país por el que quiere transitar. No el de unos pocos iluminados, no el de la ceguera y la indolencia, sino una sociedad pensada y construida a la altura de todas las personas que convivimos en este territorio.

Ese es el gran desafío: tomar las riendas del futuro y con nuestro voto sostener el proyecto colectivo de país que ya comenzamos a construir.