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19 de octubre de 2009

VERDURAS HIDROPÓNICAS LE GANAN A LA CRISIS

De cara al Estrecho de Magallanes y desafiando las rigurosidades climáticas, crecen los cultivos más saludables y aromáticos de la Patagonia. Así lo dicen con orgullo la pareja de Angello Bruning Pereira y Fabiola Fernández Torres. Y no es mentira. […]

De cara al Estrecho de Magallanes y desafiando las rigurosidades climáticas, crecen los cultivos más saludables y aromáticos de la Patagonia.
Así lo dicen con orgullo la pareja de Angello Bruning Pereira y Fabiola Fernández Torres. Y no es mentira. Después de muchos años de esfuerzo, la producción de sus lechugas verdes, moradas, berros y rúculas lucen en los principales supermercados de la región y en los más refinados restaurantes.
“Éste es un negocio donde el pilar es la mujer”, sentencia de entrada Angello Brunnig y abraza a su esposa. Ella lo mira y ríe. Él, con una ametralladora de elogios destaca las virtudes de su compañera: “es dirigenta, representa a todos los agricultores de las flores en la región… tiene la capacidad llevar con precisión de reloj el negocio, cada pedido, hora de entrega, demanda pasa por ella…”; finalmente sella con un: “¡somos socios!”.
En lo momentos de producción la empresa familiar llega a contratar seis mujeres y dos hombres. “Existe una responsabilidad y una delicadeza a la hora de manipular las hortalizas que hace que tengamos una ventaja respecto a los hombres”, asegura Brunnig.
Y es que cada línea de productos “ha sido pensada para competir y ganar”, complementa.
Los ingenieros agrónomos que conocen la iniciativa valoran el triunfo que han tenido en la producción de hortalizas por sobre la naturaleza, en muy pocos lugares del país se trabaja con vientos que superan los 100 kilómetros por hora y con un frío que es capaz de escarcharte, incluso, las ideas.
Bruning agrega otro dato al éxito: “las verduras del norte viajan cuatro días antes de llegar a la ciudad, con golpes de frío y un encierro que se nota en el sabor. Nuestro productos son apetecidos y salen directamente de los invernaderos”.
La historia de la pareja comenzó hace 15 años, pero la consolidación del negocio nació luego de ganar el Capital Semilla el año 2006. Partieron de “cero”, sólo tenían el terreno, hoy manejan una producción tradicional y otra línea de productos hidropónicos.
“El día que se nos entregó el premio, antes de entrar a la premiación me llama por teléfono mi hermana para avisarme que mi padre había fallecido que me regrese a la casa. Cuando el dolor embarga mi corazón por la partida de mi padre que es quien más amo en la vida, recuerdo que gané un Capital Semilla y mi dolor se suaviza”, evoca Hernández con nostalgia.

En uno de los estantes descansan algunas flores, la diversidad de colores y la elegancia de sus formas ya conquistaron los mercados internacionales. La exportación la realizan indirectamente a Miami, a través de otra empresa regional. “Definitivamente la crisis pasó de largo. Pienso que nadie ahorra en alimentación. Tenemos una demanda que crece y un negocio que se proyecta, hoy también con el cultivo de peonías”, explica.
Finalmente, Bruning precisa: “aseguramos una calidad del producto y llegamos a consumidores más exigentes, a través de desarrollo de una agricultura limpia y amigable con el medio ambiente. Nos sentimos orgullosos porque contribuimos al progreso regional, utilizando mano de obra de la zona”.

LECTURA DE FOTO:
La pareja le ganó a la adversidad y contribuye al progreso regional, fomentando la mano de obra local en la producción de hortalizas. En www.agroponica.cl pueden conocer sus productos.