16 de octubre de 2016
El imprevisible, Dylan, así es, tan imprevisible que hoy nos sorprendió a todos al ser el primer músico que consigue el premio Nobel de Literatura. Ya en 1965, cuando la prensa norteamericana lo calificaba como el gran poeta de su tiempo, el músico decía: No me llamo poeta porque no me gusta la palabra. Soy un artista del trapecio.
Bob Dylan, premio Nobel de Literatura ha dado el golpe a la cátedra, tanto como hace más de medio siglo con la monumental Like a Rolling Stone, un torrente literario que no dejó a nadie indiferente. Bob Dylan, el trapecista ha conseguido lo que parecía imposible: que un músico gane el premio más prestigioso de la literatura mundial.
Nicanor Parra lo postuló ya hace un tiempo, solo por tres versos de la canción Tombstone Blues, incluida en Highway 61 Revisited, se merece el Nobel. Sus canciones/letras publicadas, configuraron esa escena en donde otros mundos son posibles, además de ser prosa y guía radical para The Beatles, The Rolling Stones, y muchísimos más, y por estos lares Charly García, Andrés Calamaro, Patricio Manns y tantos otros.
Hoy, la academia irrumpió con una decisión controversial, al premiar a un artista que solía ser mencionado como un aspirante al premio, pero cuyo trabajo no se ajusta a los cánones literarios tradicionales de novelas, poesía y cuentos que el Nobel ha reconocido tradicionalmente.
El trabajo de Bob Dylan es una apuesta contra lo convencional y su poesía inunda y plasma todo lo que toca. Un golpe que llega desde Suecia y que quizás abre puertas para que en estos confines del mundo, se discuta y deje los convencionalismos de lado, que han dejado a postulantes al Premio Nacional de Literatura como Patricio Manns y otros, a la deriva por formalismos. Bien por Bob Dylan, la poesía, la música, el arte y por todo lo que representa.
Juan Carlos Torres
Director Extensión Académica y Cultural, U. Central
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