23 de septiembre de 2020
El 10 de agosto de 1519, contando con el patrocinio de la Corona Española, una flota de cinco naos denominados Santiago, San Antonio, Concepción, Trinidad y Victoria, partía de Sevilla bajo el mando del hidalgo y navegante portugués Hernando de Magallanes. Más de un mes después, el 20 de septiembre, la expedición saldría del puerto de Sanlúcar de Barrameda.
El objetivo de la mencionada flota era alcanzar Las Molucas, islas productoras de las codiciadas especias, navegando hacia el Oeste, respetando el Tratado de Tordesillas firmado con la corona portuguesa, la cual había logrado alcanzar las islas siguiendo la ruta por el Este, navegando siguiendo la costa de África por el Cabo de Buena Esperanza.
Este es el inicio de una historia épica en el que, por primera vez, se lograría circunnavegar el mundo, comprobando empíricamente su esfericidad. En la época fue calificado, según crónicas de la época, como “la gesta más maravillosa y el más grande acontecimiento humano registrado desde la creación del Mundo”. Los protagonistas salieron de puerto y volvieron tres años después exhaustos, pero cargados de novedades y noticias, con una visión del mundo hasta entonces desconocida.
Componían la expedición marítima más de 200 marinos de varias latitudes. Aparte de españoles, había flamencos, franceses, alemanes, griegos e italianos, además de moros y negros, incluido el malayo Enrique, esclavo de Magallanes desde los días de juventud de éste en el Lejano Oriente al servicio de Portugal. El mundo era distinto aun no existía el concepto de Estado Nación, las luchas en Europa aun eran encarnizadas debido a las reformas religiosas y el “Nuevo Mundo” aún tenía que ser explorado.
Antes de salir se bendijeron las banderas en la iglesia del convento de la Victoria, situado en la confluencia de las calles Pagés del Corro, Salado y Paraíso en la ciudad de Sevilla. La Virgen de la Victoria con su imagen era el centro del templo, en donde Hernando de Magallanes instruyó a los hombres a confesarse, era una empresa marítima que partía de la fe y unión con Dios, guiados con la Cruz de Santiago en sus velas.
De aquella travesía que comenzó hace 501 años tan solo regresaron 18 hombres liderados por Juan Sebastián Elcano en el Nao Victoria, los cuales arribando a puerto, en palabras del cronista de la expedición Antonio de Pigafetta, “iluminados por la temblorosa luz de unos velones, dejaron atrás las tablas del barco y se dirigieron descalzos hacia la misma iglesia de Nuestra Señora de la Victoria, en acción de gracias”, por haber regresado con vida después de esta épica aventura.
Una historia que registraría el Estrecho de Magallanes como parte de sus hitos, siendo un elemento central en una empresa de exploración que cambiaría de diversas formas el mundo conocido por occidente.
Durante la reunión, se abordó la importancia de la alianza público-privada para llevar a cabo proyectos de infraestructura pública y vivienda de la región.
Durante la reunión, se abordó la importancia de la alianza público-privada para llevar a cabo proyectos de infraestructura pública y vivienda de la región.