5 de marzo de 2016
Este día, Julio Popper expone las vivencias de su incursión por Tierra del Fuego y en un tramo de su conferencia describe las características de la fauna de la isla. Ante un auditorio que colma las instalaciones del Instituto Geográfico Argentino, el rumano alude al perro de los selk´nam: con orejas paradas y gruesa cola, tiene cuero parecido con el zorro, aunque su color es a veces enteramente blanco.
Luego, avanza sobre los singulares vínculos que mantienen con los seres humanos, planteando que los canes fueguinos no interactúan como los hacen habitualmente sus congéneres domesticados: Nunca los vi, por grande que fuera su número, tomar una actitud agresiva, o bien defender a sus amos cuando estos se hallaban en peligro (
) no sirven para la caza del guanaco, pues en distintas ocasiones los vi disparar a gran carrera delante de un guanaco perseguido por nuestra perrada (Juan Belza. Isla de los Fuegos).
Tampoco notó huellas de mordiscos de esos canes cuando encontró un guanaco moribundo abandonado por los nativos, ante la presencia de sus hombres.
Popper se interroga sobre cuál es el servicio que presta ese animal al hombre. Una casualidad vino a contestar a esta pregunta. Estando una tarde en la playa de la Bahía Lomas, recogimos cuatro criaturas de seis u ocho años de edad y las llevamos (
) hacia un alojamiento indio abandonado una hora antes (
) Al hacerlos entrar en uno de los toldos, asumieron luego una apariencia somnolienta, acurrucándose los cuatro en un solo punto. A poco más noté que los perros entraban uno a uno en el toldo, colocándose en grupo alrededor de los pequeños Onas, para asumir la forma de una especie de envoltura, que bien pronto apenas dejó entrever la cabeza de los chicos: se encontraban éstos completamente rodeados de perros de todo tamaño.
El conferencista concluye que los perros fueguinos sólo sirven para completar el abrigo defectuoso del indio, o más bien, como mueble calorífero del Ona.
Finaliza compartiendo su sorpresa ante la fuga de los niños media hora antes de la evasión los había visto entregados a un profundo sueño.
Los perros de los selk´nam sucumbieron ante la violenta irrupción de los europeos y sus canes entrenados para cazar. Tuvieron la misma suerte que sus compañeros humanos: se extinguieron.
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Con este hito comenzará a ejecutarse este histórico sueño de la comunidad Natalina, que considerará el mejoramiento desde la Ruta 9 hasta el tramo de la Av. Ultima Esperanza con la calle Rubén Darío, en una longitud de 1,3 km aproximadamente.
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