3 de febrero de 2019
Tres escenarios futuros probables para industria de la carne bovina y ovina chilena de aquí al año 2030, presentó un estudio realizado por la Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal Pontificia Universidad Católica, por encargo de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA) del Ministerio de Agricultura.
La investigación —denominada “Estudio prospectivo: Industria de la carne bovina y ovina chilena al 2030: principales desafíos tecnológicos para mejorar su competitividad”– reúne la visión de un amplio grupo de actores del sector, tanto públicos como privados, respecto a los factores que limitan la competitividad de ambas cadenas y de las políticas que debieran fomentarse para enfrentar estas limitantes.
El estudio señala, que en general, los problemas de competitividad de las cadenas de carne ovina y bovina, independiente del escenario que deban enfrentar ambas, se centran principalmente en la falta de coordinación entre los eslabones y en la baja capacidad de gestión y baja capacitación en el eslabón de producción de animales. “Esta falta de coordinación se traduce en cadenas que no trasmiten los incentivos adecuados para realizar las inversiones necesarias para mejorar la competitividad. Sin embargo, las tecnologías necesarias a implementar para mejorar la competitividad son en general tecnologías disponibles en el país, y que algunos productores con mayor capacidad de gestión ya utilizan en forma habitual.
Entonces, las brechas se pueden explicar en parte importante por una falta de adopción entre agentes de la cadena (problemas de capacitación o acceso a financiamiento), como también por expectativas de bajos retornos a la inversión”, señala uno de los investigadores y autores de la publicación de la PUC, Rafael Larraín.
Es así como en la primera parte del estudio se identifican los factores más importantes que limitan la competitividad de ambas cadenas, entre los que se cuenta: Falta de gestión productiva y capacitación, falta de planificación comercial, baja fertilidad o pérdida de suelos, falta de tecnologías para la optimización del uso de agua y la falta de creación de marca país. Considerando estos factores se realizó una búsqueda de tecnologías o scouting tecnológico para intentar identificar alternativas tecnológicas potencialmente importantes para el futuro. A su vez, se desarrollaron tres escenarios probables para cada industria al año 2030 basados en las principales fuerzas impulsoras o restrictivas que se espera las afecten.
“Chile es un país con un potencial ganadero importante. Presenta condiciones climáticas y disponibilidad forrajera para tener carne de buena calidad y con atributos diferenciadores. Es por eso que esperamos que este estudio sea un aporte real de información para generar estrategias para apoyar la toma de decisiones y el desarrollo del sector ganadero en el país”, indicó el director ejecutivo de FIA, Álvaro Eyzaguirre.
Experiencial internacional
La investigación también señala que la revisión de la experiencia internacional muestra que existen ejemplos exitosos de coordinación entre actores, con distintos niveles de apoyo del Estado, que han logrado generar marcas país. Estas experiencias muestran que el desarrollo de estas marcas requiere una importante coordinación en todas las etapas y capacitar a los productores para realizar una gestión apropiada de sus rebaños y negocios, permitiendo el desarrollo de productos diferenciados y ajustados a la demanda del consumidor. Los ejemplos más importantes en este rubro son los de Australia y Uruguay en los últimos 20 años, en cuyos casos las entidades que han liderado el proceso son una organización privada en el caso australiano (Meat and Livestock Australia), y una organización pública no estatal en el segundo (Instituto Nacional de la Carne, Uruguay).
Por otro lado, las proyecciones de cambios en el clima y disponibilidad de agua, en conjunto con la reducción en productividad que implican la pérdida y degradación de suelos y praderas, sugiere la importancia de masificar en el país el uso de sistemas de producción no convencionales, que incluyan la incorporación masiva de técnicas de labranza de conservación y de sistemas de producción regenerativos (agroecología, manejo holístico, etc.) para la recuperación de suelos erosionados y revertir la baja fertilidad de las praderas.
El estudio completo está disponible aquí
Positivo Balance de las autoridades del agro
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