26 de agosto de 2017
Un producto que se ha puesto en entredicho en el último tiempo luego de casos de bebés con cuadros convulsivos. Especialista aborda parte de esta problemática.
El anís estrellado proviene de un árbol originario de China y desde años ha sido comercializado en el país. Según la creencia popular, tendría propiedades que disminuirían flatulencias y cólicos y es así como ha sido costumbre consumir este producto en forma de agüitas, lo que incluye a bebés y niños.
Sin embargo en los últimos meses, ya no estaría siendo visto como producto estrella para estos malestares, debido a la intoxicación de lactantes en el mes de junio. Un tema que pasó en dos meses de ser un remedio casero a uno con advertencia por parte del Instituto de Salud Pública (IPS) para no ser administrados en este tipo de menores.
El ISP hace un llamado a tener precaución en el consumo de infusiones elaboradas con anís estrellado, sobre todo en lactantes y niños, ya que su consumo en altas cantidades puede ser tóxico. Lo anterior, a raíz de los casos de intoxicaciones que se han presentado en los últimos meses en lactantes que ingirieron anís estrellado en infusiones concentradas, para el alivio de los cólicos, basado en su uso tradicional, indica en parte de su comunicado.
Coincide el nutricionista y profesor de la carrera de Nutrición y Dietética de la Universidad del Pacífico, Juan José Rojas, quien advierte que el uso del anís estrellado es habitual en Chile por sus efectos terapéuticos, pero hasta el momento sus reacciones adversas no son plenamente conocidas.
Se han descrito casos de niños menores de tres meses que al consumir este producto han presentado irritabilidad, movimientos anormales o convulsiones, así como vómitos y diarrea, indica.
El profesional señala que tradicionalmente el anís estrellado se ha usado como calmante digestivo, para tratar la aerofagia (ingresar aire al estómago al comer), dispepsia y en el cólico del lactante, así como en cuadros de tos por su efecto expectorante, debido al efecto antiespasmódico de una sustancia que contiene llamada anetol sobre el músculo liso intestinal y bronquial.
Lo mismo agrega – se ha descrito que actúa como estimulante del apetito, analgésico, narcótico, antioxidante y antibacteriano.
Sin embargo pese a todas esas cualidades descritas, hace un llamado de atención. Aunque el anís estrellado pudiese tener aplicaciones terapéuticas, su utilización incontrolada conlleva un riesgo potencial para la salud. Es potencialmente neurotóxico dado su alto contenido de aceites esenciales anetol y estragol que tienen efecto tóxico sobre el sistema nervioso central, informándose cuadros de hiperexcitabilidad nerviosa y convulsiones e incluso depresión del sistema nervioso central, coma, depresión respiratoria y muerte, menciona.
Juan José Rojas comenta que otro riesgo asociado a su consumo descrito en la literatura es la toxicidad hepática. Incluyendo insuficiencia hepática, dermatitis de contacto e hipersensibilidad, detalla.
El profesional advierte además que al contener unas sustancias llamadas veranisatinas las responsables de causar convulsiones y toxicidad letal, al menos en estudios con ratas podrían ocasionar además bajos niveles de calcio sanguíneo y disminución de la temperatura corporal.
El problema de este producto en lactantes es que en los niños es más frecuente la toxicidad, ya que los procesos metabólicos y de eliminación están disminuidos, señala el profesional.
Como conclusión, insiste en la prevención. Si bien aún los estudios sobre el efecto del consumo de anís en niños no son concluyentes, la evidencia parcial que se tiene justifica plenamente evitar su consumo hasta que no se disponga de estudios concluyentes, finaliza el docente de la Universidad del Pacífico.
Ambos mayores de edad.
Ambos mayores de edad.