10 de enero de 2015
LO QUE TODO MAGALLÁNICO DEBE SABER XX
¿Porqué el título Lo que Todo Magallánico Debe Saber? Porque la cultura regional es única. Porque nuestras costumbres y tradiciones nacen de las diversas corrientes migratorias que llegan a este Sur del Mundo. Y también porque cada habitante de esta […]
¿Porqué el título Lo que Todo Magallánico Debe Saber? Porque la cultura regional es única. Porque nuestras costumbres y tradiciones nacen de las diversas corrientes migratorias que llegan a este Sur del Mundo. Y también porque cada habitante de esta zona austral, especialmente los estudiantes y guías turísticos deberían conocer estas historias para contarlas, entregarlas a visitantes tanto nacionales como extranjeros con la mayor cantidad de detalles y, por supuesto para atesorar esto que pertenece a Magallanes como el viento, la nieve, el mar que nos rodea, los canales, las islas y el ser humano que es también único.
Uno de los máximos atractivos turísticos de la provincia de Última Esperanza es, sin lugar a dudas, la Cueva del Milodón. Esta se ubica en la ladera occidental del cerro Benítez y fue declarado monumento histórico el día 2 de enero del año 1968.
Existen variadas versiones de este importante hallazgo científico.
Una de ellas manifiesta que, en 1895, el pionero colono de Última Esperanza Hermann Eberhard, salió a dar un paseo por su estancia ganadera, acompañado de otras tres personas. En su trayecto vieron la entrada de una gran caverna, movidos por la curiosidad, ingresaron a ella, y se impresionaron con este monumento geológico, de cuya pétrea bóveda pendían numerosas estalactitas de sales calcáreas. Muy cerca de la entrada, advirtieron un elemento extraño enterrado en el suelo, que extrajeron con bastante dificultad. Se trataba de un trozo de piel, de características muy singulares, que no parecía corresponder a ninguno de los animales que habitaban la región. Intrigado por su hallazgo, Eberhard lo mostró poco tiempo después al sabio sueco Otto Nordenskjold, que estaba a cargo de una expedición científica que recorrió buena parte de la zona realizando una acuciosa investigación en áreas como geología, paleontología, zoología y botánica, Nordenskjold quedó impresionado por este vestigio, que intuyó perteneció a un animal extinto, y realizó excavaciones en la cueva. De este modo, se extrajo un conjunto más completo de restos -vértebras, huesos-, que Nordenskjold difundió entre círculos científicos al regresar a Europa.
Toda una fiebre se desató a raíz de la difusión de estos vestigios paleontológicos del animal que se denominó Mylodon darwini. Numerosos investigadores quisieron estudiar sus restos y varios arribaron al territorio de Última Esperanza para efectuar nuevas excavaciones. Se generó toda una discusión sobre las características del Milodón, la época en que vivió, las razones y el momento de su extinción y su eventual coexistencia con los primitivos habitantes de la región. Al lado del interés de los científicos, se generó todo un afán lucrativo, que ocasionó excavaciones clandestinas cuyo objeto era obtener nuevos restos para su venta.
La ciencia ha determinado que el Milodón vivió en estos territorios a partir de fines de la última glaciación pleistocénica, hace unos 14.000 años. Durante el período que media entre el año 12.000 y el 9.000 antes del presente, este animal convivió con los primeros grupos humanos que habitaron la región, que subsistían gracias a la caza. Hace unos 9.000 años, una serie de causas alteraron el ecosistema del territorio, el alza de la temperatura ambiental, el progresivo derretimiento de los glaciares, el alza del nivel del mar, períodos de sequía y una intensa actividad volcánica y sísmica, ocasionaron la disminución de la población humana y la extinción de fauna pleistocénica, incluido el Milodón.
Otra versión muy parecida, explica que, en el año 1896, un ovejero de la estancia Puerto Consuelo que habría sido identificado como Alberto Konrad (apodado posteriormente Milodón), efectuaba un recorrido por el sector, ingresó a esta enorme cueva donde encontró restos de piel de un animal desconocido, entregando estos testimonios a su patrón, el pionero alemán Hermann Eberhard.
Pasado un tiempo, visitó la estancia el geólogo sueco Otto Nordenskjod, al cual el colonizador mostró las evidencias. Ante esta trascendente noticia, el científico se trasladó hasta la cueva a fin de realizar algunas excavaciones, encontrando vértebras y un trozo de quijada, varios huesos e incluso excremento del animal.
Nordenskjod compartió esta noticia con otros estudiosos del tema y los últimos tres años del siglo XIX, paleontólogos y geólogos llegaron hasta el lugar recogiendo más restos de este extraño ser.
Se cuenta que fue tanta la expectación y el interés que concitó este hallazgo que el diario The Daily Express organizó una expedición a la Patagónia para encontrar vivo a este animal prehistórico, catalogado por los científicos como milodón, herbívoro gravígrado del período finiglacial patagónico, la que terminó en fracaso el día 5 de abril de 1899, cuando en el patio del antiguo hotel Cosmos se remató una tropilla de caballos empleados en la excursión, en la suma de $65. Se cuenta que muchos huesos fueron sacados ilegalmente del país y vendidos al museo británico y otros pasaron a formar parte de colecciones de distintas instituciones, incluyendo el Museo de Ciencias Naturales de la Plata y en Magallanes, quedó sólo el recuerdo.
Fotografía de los Eberhard y otros pioneros.
Mario Isidro Moreno
«El Libro lo Que Todo Magallánico Debe Saber, de Mario Isidro Moreno, está disponible en las principales librerías de Punta Arenas».
El espacio de lectura e investigación, se encuentra emplazado en calle 21 de mayo 2080, esquina Latorre, a un costado del Liceo Industrial.
El espacio de lectura e investigación, se encuentra emplazado en calle 21 de mayo 2080, esquina Latorre, a un costado del Liceo Industrial.