Mientras en el resto del país bajan las temperaturas y se comienza a despedir el verano, los Magallánicos estamos acostumbrados a una temporada estival ambivalente. El frío, el viento, y la lluvia vienen y van desde diciembre, por lo que aprovechar los espacios al aire libre y realizar deporte es parte esencial de las vacaciones de los niños, niñas y adolescentes en la región. Además de su incidencia en su estado de ánimo y bienestar general, la actividad física y esparcimiento pueden llegar a ser determinantes en su desarrollo social y valórico.
Como parte de la intervención especializada de Mejor Niñez, se espera introducir o fortalecer estas instancias dentro de la rutina de los niños dentro del sistema proteccional, ya sea a través de la articulación del intersector, así como con las iniciativas que realizan de forma independiente los distintos proyectos de la red. Un ejemplo de lo anterior, son los talleres de zancos y malabares que imparte el Programa de Protección Focalizada (PPF) Juan Wesley, en el Parque Don Bosco de Punta Arenas. Entre saltos, carreras, juegos y también caídas, chicos desde los seis años fortalecen su compañerismo, perseverancia y liderazgo, de forma orgánica al interactuar con sus pares y sus jóvenes monitores.
Cosa similar ocurre en los talleres de batucada de Bloco Sakumba Austral, a los cuales asisten jóvenes de toda la ciudad, entre ellos adolescentes del PPF Juan Wesley y de la Residencia Familiar de Adolescencia Temprana (RFAT). Para Julián Orrade, trabajador social y director de la batucada, “lo más importante dentro del contexto de Mejor Niñez – especialmente para aquellos adolescentes que viven en una residencia – es que aquí los ayudamos a expandir su mundo más allá de la Institución. Primero, realizan algo que a ellos les gusta y fuera de un curriculum estandarizado. Asimismo, comparten y aprenden de chicos de distintas edades y entornos. Además, desde un comienzo entienden por sí mismos que la batucada es pura sinergia; no sólo tienen que mejorar con su propio instrumento, sino que también escuchar e integrarse al resto para que haya verdadero ritmo. Nosotros planteamos este taller para que la situación de cada chica y chico, no opere como un criterio de inclusión o exclusión de la actividad, sino como indicador de cuándo y cómo asistir en su intervención. Así, finalmente, la cultura que nosotros buscamos traspasar se transforma en un catalizador para que ellos mismos trabajen en su independencia cuando lleguen a adultos.”.
Otra actividad destacada fueron las clases de natación en la Piscina Fiscal, donde una vez más la idea fue que los niños en Mejor Niñez se integraran a actividades ya establecidas, compartiendo pares de su misma edad. Silvana Muñoz, psicóloga y tutora de la RFAT Punta Arenas, acompañó a los chicos en sus clases y destaca la importancia de incentivar nuevas actividades en su desarrollo: “En cada intervención buscamos concientizar a cada niño de sus propias capacidades. Cuando entramos en el agua, aprovechamos la confianza y vínculos que ya hemos establecidos con ellos, para que estén más receptivos a un escenario externo, donde hay profesores y pares nuevos. Desde ahí, promovemos su perseverancia y tolerancia, al mismo tiempo que fomentamos micrologros, todo lo cual favorece a su desarrollo y bienestar”.
Respecto a la relevancia de la promoción de estas iniciativas como parte de la misión de su Servicio, la encargada del intersector dentro de Mejor Niñez, Paula Salinas, señaló: “Aquí la palabra clave es continuidad. Por una parte, al incorporar y mantener actividades recreativas y deportivas dentro de la rutina de los niños, niñas y adolescentes, favorecemos su proceso de intervención. Por otro lado, significa que nos articulemos permanentemente con otras instituciones tales como el IND, MINDEP y el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio. De esta forma, como órganos del Estado nos haremos corresponsables de la atención integral de los niños y estaremos dando cumplimiento efectivo a la Ley de Garantías de la Niñez y Adolescencia.”.