Muchas veces la eficiencia en el trabajo no depende de nuestras capacidades ni conocimientos en la disciplina. Pasa por algo más simple, pero no por ello menos importante: una buena alimentación a la hora de almuerzo.
Un mal almuerzo puede afectar nuestra concentración y memoria y, por ende, nuestro rendimiento laboral, advierte Stefanie Chalmers, docente de la carrera de Nutrición y Dietética de la Universidad del Pacífico. Por ello, la especialista entrega algunos consejos sobre los mejores almuerzos para los trabajadores, considerando el consumo de alimentos y preparaciones que favorezcan los procesos digestivos y la comunicación neuronal.
En este contexto, la nutricionista plantea ciertos criterios que se deben cumplir:
Escoja a alimentos que favorezcan la circulación al cerebro, Para esto debemos consumir un almuerzo de fácil digestión, que sea bajo en grasas y carbohidratos, y que no sea abundante. Estas precauciones ayudarán a evitar una redistribución importante del flujo sanguíneo hacia el intestino y que nuestro cerebro se agote por falta de fuentes de energía. Es así que debemos preferir la elección de alimentos blandos. En el caso de las carnes, preferirlas molidas o como pasta, y evitar acompañar el almuerzo con pan o bebidas azucaradas. También es importante reconocer qué preparaciones llevan gran cantidad de grasa oculta, como algunos guisos o el puré. Ello permitirá al cerebro acceder fácilmente al oxígeno y los nutrientes necesarios para mejorar el rendimiento intelectual y la concentración.
Seleccione alimentos que permitan mantener la glicemia en rango normal por largo periodo de tiempo. Para esto seleccionaremos un menú mixto, con proteínas y carbohidratos, y rico en fibras: una fuente proteica, como pescado, pollo o carne vegetal, y una pequeña cuota de carbohidratos complejos, como arroz, fideos, papas o cereales. Ello evitará que se generen cambios bruscos en la glicemia (hipoglicemia o hiperglicemia).
Prefiera alimentos que aporten los nutrientes requeridos para la síntesis de neurotransmisores. Para esto seremos cuidadosos en evitar los alimentos endulzados con azúcar y deberemos cerciorarnos de tener una adecuada ingesta de proteínas y alimentos vegetales (no meteorizantes). Ello nos permitirá asegurar la producción energética en las células del sistema nervioso.
Evite alimentos que generen distención abdominal y/o meteorismo. Para esto debemos identificar los alimentos que particularmente no sean bien tolerados y probar nuevas técnicas de preparación para disminuir su efecto meteorizante, como suele ocurrir con el repollo, el ajo, la cebolla o la coliflor. Otra forma en que podemos ayudar al organismo a procesar mejor los alimentos es tomando infusiones o bebidas carminativas, como la manzanilla.
No olvide hidratarse antes de consumir los alimentos. Debido a que la sensación de sed suele ser interpretada como apetito, es fácil que al estar insuficientemente hidratados se consuman mayores cantidades de alimentos que las necesarias, generando mayor demanda de flujo sanguíneo para el intestino, mayor cantidad de productos de desechos metabólicos que inducen al sueño y que se redunda en una disminución de las capacidades mentales. Para evitar la ingesta excesiva de alimentos es ideal beber un vaso de agua antes de comenzar a comer.
Un ejemplo de menú:
1 vaso de agua
Entrada – Ensalada (verduras de hoja verde + verduras varias)
Atención: las papas, las habas o el choclo deben ser evitadas en estas ensaladas.
Plato de fondo – Pescado al horno acompañado con papa y verduras.
Postre – Gelatina dietética con frutas cítricas.