El periodo escolar está ad portas de dar comienzo y las medidas tomadas por los involucrados han sido algo conflictivas. El sr. Palacios, ministro de Economía, menciona que los profesores llaman la atención por buscar excusas para no trabajar, siendo para él este un caso único en el mundo e incluso de estudio. Se le suman a estas declaraciones, los dichos del senador Iván Moreira, con una frase similar que alude a que ya estaba bueno que los profesores vuelvan a clases, porque muchos de ellos han estado de vacaciones durante todo el año.

Lisa y llanamente, esta es una manifestación clara del pensamiento del gobierno de que no entiende que un mandato, en la política, los ciudadanos no son una empresa. Pensar de esa manera es sumamente erróneo, falta de sentido común. Lo que es peor, estamos en pandemia, el mismo colegio médico ha declarado que no es una medida conveniente, es una decisión aventurada la vuelta a clases presenciales. Por otro lado, el senador Moreira, importuna con sus dichos ninguneando a los profesores de una manera artera y arbitraria.

Afortunadamente, el diálogo y el sentido común llegaron tarde y se impusieron. Parte de los aludidos reconocieron el error de sus comentarios, y se sentaron a conversar buscando una solución intermedia que al parecer deja conformes a los interesados en esta disputa, los ministros Figueroa y Palacios, y los representantes de los profesores.

Entretanto, esta situación nos hace preguntarnos ¿es este el manifiesto que nos dejó la constitución del 80? Una constitución sin sentido humano, común y político, que las autoridades de gobierno aún siguen apoyando, demostrando con esto una clara política de insensibilidad. Curiosamente, este gobierno se ha caracterizado permanentemente con estas faltas de empatía y los valientes voceros de gobiernos son los que tienen que salir a defender lo indefendible.

Para gobernar y para planificar políticas sociales, educacionales y de salud, hay que organizarse, pensar y dialogar en conjunto con las distintas partes involucradas. Esto es algo que el gobierno no está en condiciones de hacer, porque con estos grandes pensadores, sin duda Aristóteles, Sócrates y Platón se revolcarían en sus tumbas de sólo escucharlos.

Finalmente, dejamos la pregunta abierta al Ministro Palacios y al Honorable Senador Moreira. Si ellos realmente creen que los profesores no quieren estar en las aulas por gusto. Si creen que los educadores no quieren ejercer clases porque son holgazanes. ¡Por el contario! ellos también tienen familia y los educandos; niños, pre adolecentes y adolescentes, son su principal preocupación. Más cuando se tienen 20, 30 ó 40 alumnos en una sala de clases, indistintamente sea en un sistema público, particular subvencionado o particular pagado, son fuente de contagio, por lo tanto, hay que aplicar el sentido común.

Nelson Leiva Lerzundi
Cientista Político