Polar Comunicaciones
Señal en Vivo Tv Señal en Vivo Radio
diciembre 17, 2020
Imprimir

MIRAR DESDE ABAJO

Marcos Buvinic Martinic.

Para ver es muy importante el lugar desde donde nos situamos, y según sea ese lugar tendremos un punto de vista -u otro- de lo que estamos viendo. No es lo mismo mirar de lejos que mirar de cerca, no es lo mismo mirar de lado que mirar de frente, y no es lo mismo mirar desde arriba que mirar desde abajo. Así, lo que vemos se ve distinto o percibimos otros aspectos de esa realidad según sea nuestro punto de vista, es decir, el lugar desde donde nos ubicamos.

Bueno, ¿y por qué estas afirmaciones acerca de nuestro modo de ver y de los puntos de vista que obtenemos? Porque, resulta que esto es muy importante para celebrar la Navidad (me refiero a la Navidad de los cristianos, no a la fiesta pagana del consumo y regalos que, rebozando deseos de paz y bien, elimina a Dios y lo que Él quiere decirnos).

En Navidad celebramos el gran signo que Dios ha dado a nuestro mundo, y como señala el Evangelio es: “un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre” (Lucas 1,12). Ese signo es, al mismo tiempo el lugar preciso desde el cual el Dios hecho Hombre nos mira: desde abajo, desde la pequeñez de un niño y desde la pobreza de un pesebre. Desde allí también nos invita a agacharnos y mirar nuestra vida y el mundo como Él las mira.

Esto de saber agacharse no es sólo un ejercicio kinésico, sino que es un muy serio ejercicio espiritual, sin el cual no logramos comprender la realidad de la vida. Cuando no nos bajamos desde nuestros pedestales y aprendemos a agacharnos para ponernos al nivel de otros y mirar la vida y el mundo desde abajo, perdemos la real perspectiva de las cosas y de nuestra propia pequeñez. También así es que hacen planes, programas, diversas obras o actividades -o incluso puede ser una nueva constitución- que resultan inútiles, porque pasan a muchos metros de altura por sobre lo que realmente viven la mayoría de las personas.

Hace unos años, el Papa Francisco al visitar un centro pediátrico dijo a los médicos, enfermeras y colaboradores de ese lugar: «trabajar con niños no es fácil, pero nos enseña tanto. A mí me enseña una cosa: que para comprender la realidad de la vida, debemos agacharnos, como nos agachamos para besar a un niño. Ellos nos enseñan esto». Y siguió diciendo el Papa que los orgullosos y los soberbios no pueden entender la vida, porque no son capaces de agacharse: «Todos nosotros -los profesionales, los organizadores, las monjas- tenemos que aprender esta enseñanza: agacharse. Agáchate, sé humilde, y así aprenderás a entender la vida y a entender a la gente”.

Estos días de Navidad son una ocasión preciosa para aprender el ejercicio de agacharse, y hacerlo no sólo ante los niños, sino también ante los enfermos y los que están postrados, ante los adultos mayores, y si es un adulto mayor que tiene que hacer la hazaña de sobrevivir con una pensión miserable ¡mucho mejor es el ejercicio! Agacharse para aprender a ver la vida desde abajo, agacharse para aprender a compartir.

Este ejercicio espiritual sana las cegueras, permite escuchar de verdad a otros, y enseña a compartir; es un ejercicio espiritual que está simbolizado en Belén, en el acceso a la gruta donde nació el Señor Jesús. Se trata de una iglesia antigua -tiene cerca de mil quinientos años- que solo tiene una pequeña puerta angosta y muy baja, no más de un metro y medio de altura. Esa puerta chica, por la que hay que entrar agachados, es la única vía posible para llegar al lugar en que -según la tradición- nació el Señor Jesús. Es decir, el modo de entrar en el sentido de lo que celebramos en Navidad es saber agacharse.

Sólo es posible llegar hasta el Señor Jesús si estamos dispuestos a agacharnos y despojarnos de nuestra «estatura», es decir, de nuestras hazañas, títulos, negocios, reuniones, viajes, manejos económicos, triquiñuelas para controlar a otros, en fin… tantas cosas que nos mantienen tan ocupados y que dan una sensación de poder. Lo lamentable es que en la ilusión de hacernos grandes, todas esas cosas nos impiden el ingreso por la puerta chica de Navidad; porque el misterio de Dios que se hace Niño sólo acoge a quienes se agachan para llegar a Él.
¡Feliz Navidad a todos junto al Pesebre del Señor Jesús!

17 de diciembre de 2020

© Copyright 2022 RadioPolar.com Todos los derechos reservados.