11 de septiembre de 2017
Hoy es día de reflexión profunda para Chile. Se conmemoran 44 de años del golpe militar que derrocara al Gobierno constitucional de la Unidad Popular, liderado por el ex Senador de Magallanes, Dr. Salvador Allende Gossens.
El 11 de septiembre, está marcado a fuego en el alma de la patria. Siempre será bueno recordar: desde lejos, el mismo día que Allende es electo Presidente, comienza a gestarse el golpe artero y asesino que impediría concretar el programa transformador, votado mayoritariamente por el pueblo. Cuando decimos que el golpe se gesta desde lejos es porque ha quedado claramente demostrado, con la desclasificación de documentos secretos de la casa blanca como el Gobierno de Richard Nixon y Henry Kissinger, su secretario de estado, iniciaron la misma noche de la victoria popular la sangrienta intervención norteamericana, para impedir que el sueño de Allende y millones de chilenos se hiciese realidad.
Antes que el congreso nacional, en octubre de 1970 ratificara por mayoría a Salvador Allende como presidente, ya la mano enemiga estaba presente atentando en contra del comandante en jefe del ejército, General René Schneider Cheraux, y luego en contra de su edecán naval, Arturo Araya Peters.
Luego, se sumarían los atentados que sesgaron la vida del General Carlos Prats en Buenos Aires, Orlando Letelier en los Estados Unidos y tantos otros compatriotas en el devenir de la dictadura que vieron sus vidas truncadas como Tucapel Jiménez, dirigente sindical de la primera línea; los profesores Guerrero, Natino y Parada, vilmente degollados; o Pepe Carrasco, periodista libertario, fusilado en el frontis del parque del recuerdo, como antes había acontecido con el inolvidable cantor popular Víctor Jara.
Han pasado 44 años, del martes aquel, con el que con asombro el mundo vio cómo se bombardeaba el palacio de La Moneda, y como allí, inmolaba su vida el primer servidor del país. Chile y el mundo se estremecieron. Entre nosotros quedó una herida aún no cicatrizada, la que no cerrará definitivamente hasta que no exista reconocimiento, verdad y justicia.
Cuando la perdimos, nos dimos cuenta de la irresponsabilidad política de no cuidarla, de no protegerla y de no defenderla. Nos referimos a la democracia, el mejor de los sistemas reconociendo sus imperfecciones, para regir el destino de todos nuestros pueblos. Para aquello, se necesita de la alta política, se requiere de mejores intérpretes y de grandes acuerdos, como el logrado por Salvador Allende con sus adversarios políticos para nacionalizar el cobre por ejemplo.
En este 11 de septiembre, vaya el recuerdo y el homenaje emocionado a todos los que cayeron en Chile, defendiendo por convicción sus anhelos y esperanzas que tan bien representara el Presidente mártir, Salvador Allende. Aquel episodio, triste, gris y amargo en la historia de Chile, no deberá ocurrir nunca más
Para que nunca más en Chile, debe ser el compromiso de hoy que involucra a todos los chilenos más allá de nuestras propias y legítimas diferencias.
Vladimiro Mimica Cárcamo.
Candidato a Diputado por Magallanes.
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