Los niños en forma inocente, sin tener conciencia por supuesto del presupuesto con que cuentan sus padres, hacen listas interminables pidiendo juguetes al Viejo de Pascua. El problema ocurre, cuando llega la Navidad y el regalo que les trajo Santa Claus no cumple sus expectativas.
Constanza Zúñiga, psicóloga de la Clínica Avansalud, dice que la posibilidad de que los niños reciban siempre todo lo que piden para Navidad es muy baja.
Es por esto que los padres deben tener claro de que es muy difícil acceder y cumplir todos los deseos de los pequeños. Los padres deben ponerse límites al momento de regalar, lo que finalmente es una ayuda para el niño, pues podrá comprender que no se pueden satisfacer todos los deseos, elemento que es muy importante para la vida, remarca.
La especialista hace hincapié en que es tarea de los padres incitar a los hijos a disfrutar del período de preparación de la Navidad como un momento familiar y de tradiciones, más allá de remitirlo al consumismo u ocuparlo como excusa para idealizar un comportamiento.
Una conducta frecuente de los adultos es invitar a los pequeños a portarse bien para que el Viejito Pascuero les traiga lo que ellos quieren, pero todos sabemos que de todas maneras les daremos los regalos, por lo tanto vale más fomentar la unión familiar e invitarlo a compartir y disfrutar de la celebración, que condicionar su conducta, dice.
Y añade que el tener la oportunidad de transmitirle a un niño que los regalos no son el elemento central de la Navidad dependerá de las costumbres y hábitos de cada familia».
Un ejemplo de ello es practicar actividades como el amigo secreto, donde lo regalado sea hecho por ellos, o donde se regalen cosas intangibles, acota la especialista.
FRUSTRACIÓN
Ante la posibilidad de no recibir el regalo esperado, la psicóloga de Clínica Avansalud, planta que la frustración es parte de la vida y los niños van aprendiendo de diversas frustraciones a lo largo de su crecimiento.
Es muy importante que el padre o madre pueda acompañar esta reacción como un proceso normal, darle tiempo al niño para que reflexione o explicarle el contexto de por qué el regalo no llegó. La frustración acompañada de forma cariñosa siempre es una excelente herramienta de crecimiento, explica.
En cuanto a la posible comparación que pueda hacer un niño con el regalo de su entorno, ya sean amigos o hermanos, la especialista asegura que somos todos diferentes y podemos recibir regalos distintos, eso se le debe inculcar al hijo. Decirle que se puede compartir con el otro puede ser un puente a la colaboración. La frustración se debe guiar como un proceso natural de la vida, completa.