VISITA DE MINISTRO A FINLANDIA Y FRANCIA

Sr. Director,

Considerando lo turbulentas que están las aguas de la agenda social y política a raíz de la Reforma Educacional en progreso (marchas estudiantiles por aquí y acullá alegando por más calidad y fin al lucro con platas del Estado, marchas de padres y apoderados temerosos de que cierren sus colegios de pago, marchas de profesores por deudas históricas impagas por parte del Estado, defensa activa y soterrada de parlamentarios de ambos bandos que ven con buenos ojos que el mercado siga operando en este ámbito de la sociedad), poco se entiende de las justificaciones del periplo que emprendió el Ministro de Educación y un séquito de asesores a Finlandia y Francia para enterarse en terreno de los modelos educativos que operan en dichos países.

Sin ser experto en la materia, creo que la información disponible desde fuentes secundarias como internet o estudios académicos de especialistas en educación; es muy similar a lo que la comitiva sacará en limpio al final del tour escandinavo y europeo. ¿Por qué viajar ahora y no haberlo hecho 3 meses antes?. ¿Qué incidencia tendrá este supuesto nuevo conocimiento de las autoridades sobre los Proyectos de Ley que ya están siendo desmenuzados en el Congreso o sobre los que vendrán?. Difícil respuesta.

Más que ir a visitar modelos educativos, creo que hubiese sido un golpe a la cátedra en el buen manejo de los escasos recursos fiscales volver a las prácticas de los Gobiernos chilenos de fines del S.XIX o principios del S.XX, cuando reconocíamos hidalgamente que el conocimiento en nuestra naciente República necesitaba de ayuda de especialistas y sabios provenientes de más allá de Los Andes. Así, llegaron a formar escuela venezolanos como Andrés Bello; alemanes como Rodolfo y Federico Philippi, Carlos Grandjot, Carlos Moesta, Rodolfo Lenz o Mauricio Rugendas, franceses como Claudio Gay, Amado Pissis o Lorenzo Sazie, irlandeses como Guillermo Blest, italianos como Alejandro Cicarelli o Arístides Ambrosoli, polacos como Ignacio Domeyko, lituanos como Alejandro Lipschutz, argentinos como Domingo Faustino Sarmiento, entre muchísimos otros.

Si reconocemos que nos encontramos inmersos en una oportunidad histórica para dar un salto cuántico en materia educacional, ¿entonces más que ir de visita protocolar a países exitosos en materia educacional, no será mejor contratar a eruditos finlandeses, franceses, cubanos, taiwaneses, ingleses, singapurenses, alemanes o de otras nacionalidades para que vengan a hacer escuela y a colaborar en la refundación de nuestra educación?. Creo que la educación pública lo necesita con urgencia y premura.

Atentamente,

Marcelo Saavedra Pérez