¿Cuántos millones de pesos en negocios no hechos, en transacciones no efectuadas y en conexiones caídas significó el corte prolongado del suministro de señal de Internet por parte de la empresa Movistar en la región de Magallanes el viernes pasado? ¿Cómo es posible que el servicio haya estado interrumpido por más de 8 horas?

Las preguntas lamentablemente no tienen respuesta suficiente, porque no sabemos que algunos de los decenas de miles de usuarios del servicio de Internet contratados con MoviStar en esta región hayan recibido siquiera una simple llamada telefónica o un correo electrónico de la propia empresa telefónica dando una explicación plausible y creible o anunciándoles que serían recompensados por la mala calidad y la interrupción del servicio.

Las explicaciones que se han dado en las innumerables ocasiones anteriores, bordean el sarcasmo y el ridículo, y circulan en el chismorreo doméstico de los magallánicos, pasando desde el vulgar “choque con un poste de un camión en Comodoro Rivadavia”, hasta el absurdo caso de “una retroescavadora en Trelew que habría cortado un cable subterráneo”. Basta revisar las redes sociales en Magallanes para saber qué es lo que dicen, por ejemplo los jóvenes, del servicio de Internet de la empresa mencionada y en general del servicio en esta región.

Lo cierto es que aquí los magallánicos tenemos nuevamente un ejemplo concreto y palpable de vacío legal no resuelto por el Congreso y nuestros parlamentarios, de manera que las continuas interrupciones y mala calidad del servicio de Internet afectan gravemente a la economía, los negocios, a las comunicaciones, a la conectividad y a la vida cotidiana de las personas. ¿Nadie de nuestros legisladores ha percibido que para los magallánicos, viviendo en una región aislada y extrema del territorio nacional la conexión Internet es tan esencial como los vuelos aéreos y como el gas natural como combustible?

Aquí observamos una vez mas en qué medida somos tributarios de un sistema económico y político centralista, pero también los habitantes de la región más austral de Chile permanecemos cautivos de la dependencia informática porque el corte del suministro de Internet, nos deja en la indefensión. Afortunadamente que la región no cae dentro del monopolio de una sola empresa de suministro del servicio de Internet, sino que podemos elegir entre distintas opciones.

¿Cuántas transacciones comerciales no pudieron realizarse? ¿Cuántos correos no fueron enviados o recibidos oportunamente? ¿Cuánto tiempo presenciamos el corte del suministro de información en el canal cable de televisión? ¿Cuántas compras o ventas no pudieron hacerse? ¿Cuántas postulaciones, proyectos o solicitudes a concursos online se perdieron?

Tenemos derecho los magallánicos a preguntarnos si el servicio de Internet a todos los habitantes, es un servicio público o no. Porque si es un servicio público, entonces es una actividad de interés general que suministra un bien intangible a los usuarios, bien que constituye una necesidad pública e imprescindible para la buena marcha de la economía y de la vida cotidiana de las personas.

¿El Sernac no tiene nada que decir frente a estos reiterados incumplimientos en los contratos de servicios de suministro de Internet en Magallanes? ¿El Seremi de Transporte y Telecomunicaciones no tiene ninguna explicación que exigirle a la empresa Movistar, entendiendo siempre que es la empresa y no la autoridad política, quien tiene que dar explicaciones al público e indemnizar a los clientes? ¿La Superintendencia respectiva puede guardar silencio ante este repetido caso de corte de suministro de un servicio?

Pero aun así, es necesario reiterar que según la experiencia de la inmensa mayoría de los usuarios de Internet en Magallanes, la calidad del servicio de banda ancha es más que deficiente, cambia según las horas del día y nos hace presumir seriamente que los magallánicos no tenemos banda ancha a nuestra disposición sino apenas banda angosta.

Punta Arenas, domingo 26 agosto 2012.

CIUDADANOPOLAR
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