29 de abril de 2010
Alejandro Gibbons, ex alumno del Colegio Británico entre 1966 y 1974, es abogado y diplomático magallánico. Ejerce como Cónsul General de Chile en Londres.
Cuéntenos acerca de su familia y su vinculación con Magallanes.
Nuestra vinculación con Magallanes es más que centenaria, sobretodo por los pioneros españoles y los colonos suizos. Sólo a modo de ejemplo: mis tatarabuelos, José Montes y Eugenie Thürler, construyeron y tenían su casa en lo que hoy es la Ilustre Municipalidad de Punta Arenas.El primer Gibbons que llegó a Chile, Richard Gibbons Harris era arquitecto y venía contratado para desarrollar algunos proyectos específicos. No sólo se enamoró del país y construyó varios edificios de importancia, en Chile conoció y se casó con la ciudadana británica Elizabeth Hardie Mac-Donald. Uno de sus hijos, John, se casó en Punta Arenas con mi abuela escocesa, Margaret Mac Leay. Ella siempre me hablaba de lo parecido que eran los paisajes del Reino Unido con el sur de Chile. Es impresionante comprobar in situ como Magallanes y las Highlands se parecen mucho y comparten muchas características. Ciertamente Magallanes está en nuestro ADN y así lo sentimos, el vínculo sanguíneo es fuerte, pero el afectivo lo es más aún.
¿Cuales son sus recuerdos más vívidos de sus años de estudio en el Colegio Británico? ¿Alguna anécdota? ¿Algún profesor/a del que guarde un recuerdo especial?
Tengo muy buenos recuerdos del Colegio Británico, en especial de mis compañeros / as, con muchos seguimos en contacto. El grupo de ex alumnos del colegio es muy activo y, antes del internet, nos permitió mantener muchos contactos. En nuestras conversaciones van saliendo los recuerdos y las anécdotas, que son muchas y muy divertidas. A los profesores del colegio un gran saludo y un agradecimiento por todo lo que nos dieron y enseñaron, todas lecciones que sin duda nos hacen, en parte, ser lo que somos hoy. Con el permiso de todos ellos voy a recordar aquí a Mrs.Beals y a Mrs Petersen, encantadoras y con mucho cariño por la enseñanza. Creo que un inolvidable fue el Director, Mr. Walker, un inglés que agrupaba características de los grandes exploradores: Livingston, Shackleton, y Scott, y que nos hacía pensar en un universo más amplio en tiempos que aún la TV era en blanco y negro. El nos acercó los colores del mundo y nos motivó en entender otras culturas.
¿Cree que la educación que le brindó el Colegio Británico estaba a la altura de los desafíos académicos y laborales que finalmente abordó?
Sin duda, las oportunidades que me entregó el colegio han sido fundamentales en mi desarrollo profesional. La herramienta del idioma universal sumada a la visión de un mundo amplio motivaron, en parte importante, que en aquellos años me plantease seguir la Carrera Diplomática que he elegido como profesión.
¿Como surge su vocación por las Leyes? ¿Como llega a la Diplomacia? ¿Cuales cree que han sido sus experiencias más interesantes en este terreno?
Cuando ingresé a la universidad y estudié la materia de Derecho Internacional comprendí que esa era el área en que quería especializarme. Luego tuve la posibilidad de ser profesor ayudante de esa cátedra e incluso la memoria para recibirme de abogado la hice sobre esta temática. Sin duda que haber obtenido nota máxima en mi tesis, relacionada con el Derecho Internacional Público, fue un gran incentivo. Esta rama del derecho se vincula mucho con la diplomacia, son simbióticas. Postulé a la Academia Diplomática Andrés Bello del Ministerio de RREE y, luego de una serie de exigentes exámenes en las más variadas materias, ingresé a la Carrera Diplomática. Así, luego de casi dos décadas y de haber trabajado junto a muchos embajadores (varios de ellos muy destacados y capaces) creo que las experiencias que adquiere un diplomático son muchas. Hay muchas culturas, un constante aprendizaje, un crecimiento profesional y personal.
Algún día, espero poder escribir un libro que sea útil a los que se interesen por este tema. Por ahora, de partida debo dividir las vivencias entre aquellas ocurridas en Chile y las que he tenido en el extranjero. Los diplomaticos chilenos (de Carrera) pasamos cinco años fuera de Chile y regresamos a Cancillería por dos, antes de volver a salir por otros cinco años, esos son los ciclos.
En el extranjero debo destacar sin duda nuestras experiencias en Rusia. Digo nuestras ya que esta Carrera se hace en familia, y con mi señora, incluso tenemos un hijo nacido en Moscú. Tuvimos la suerte de vivir un país que se estaba transformando, se terminaba la Unión Soviética y nacía la Federación de Rusia, con todas las interesantes experiencias y tareas que ello trae aparejado. De Cónsul en Moscú debí transformarme en un cónsul itinerante visitando a muchos compatriotas repartidos en las nuevas repúblicas independientes, incluso encontré a algún magallánico en los lugares más recónditos del país más grande de la Tierra. Nos fascinamos tanto con la cultura rusa que diez años después aceptamos ser destinados nuevamente a ese extraordinario país.
Esta moderna embarcación es la tercera de la compañía naviera Yiré y en diciembre emprenderá rumbo hacia la región austral contratada por la empresa Blumar.
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