25 de septiembre de 2024
La conductora del 25º Congreso Mundial de Mujeres Periodistas y Escritoras, Paulina de Allende-Salazar León, se convirtió en un excelente barómetro de las sensaciones generadas al finalizar los dos paneles dedicados a las nuevas tecnologías de la comunicación y la aparición de herramientas como la Inteligencia Artificial, ampliamente conocida por su sigla IA.
Al concluir el panel titulado “La verdad y la democracia en un mundo plagado de desinformación”, Paulina tomó el micrófono con una inquietante conclusión: “Tengo una profunda sensación de angustia… Estamos en un mundo nuevo que apenas comenzamos a conocer y a entender cómo se mueve”. Su reflexión resonó en el auditorio, donde una audiencia diversa de mujeres periodistas de todo el mundo había estado escuchando atentamente a un trío de expertas que, con agudeza, desnudaron la complejidad de los actuales procesos de comunicación social y política, tomando como punto de referencia las recientes elecciones en Estados Unidos.
Las expertas eran la socióloga española Sandra González-Bailón, investigadora en la Annenberg School for Communication de la Universidad de Pennsylvania; la periodista chilena Magdalena Browne, Decana de la Facultad de Comunicaciones de la Universidad Adolfo Ibáñez; y la moderadora Antonia Laborde, corresponsal del diario español El País. Sus intervenciones provocaron un animado intercambio de preguntas y comentarios entre las asistentes, reflejando la inquietud y curiosidad que genera la intersección entre tecnología y periodismo.
Ayer, martes, tras el segundo panel, “La evolución de los medios y los desafíos de la IA y las nuevas tecnologías”, Paulina volvió a tomar la palabra: “El lunes terminé angustiada, pero ahora retomo el optimismo. Agradezco a las panelistas por abrirnos expectativas que son, definitivamente, más esclarecedoras y alentadoras”. Su renovado entusiasmo se había encendido gracias a la intervención de Carlos Scolari, catedrático en Teoría y Análisis de la Comunicación Digital Interactiva de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona.
Scolari hizo hincapié en la inevitable presencia de la IA en nuestras vidas. “La Inteligencia Artificial llegó para quedarse. No se puede ignorar ni restarle importancia”, afirmó con claridad. Sus palabras resonaron en la sala: “Habrá que aprender a convivir con la IA porque, al igual que otras herramientas tecnológicas, está transformando el mundo”. El expositor urgió a incorporar la IA en los procesos profesionales y educativos, destacando la necesidad de entender su funcionamiento y reconocer sus sesgos. “La IA debe usarse con transparencia y un sentido ético”, concluyó.
Karin Gálvez, Directora de la Universidad del Desarrollo y especialista en literatura y comunicación, compartió datos inquietantes sobre la percepción de la IA en Chile. “En 2023, un 40% de los encuestados consideraba la IA como una amenaza. Este año, ese porcentaje ha bajado al 28%. Menos miedo, pero aún hay que enfrentarlo”, comentó.
Gálvez propuso un enfoque más avanzado que la simple alfabetización digital; planteó la necesidad de una alfabetización crítica que permita a los educadores fomentar habilidades de lectura crítica y análisis.
Finalmente, la periodista Pamela Avila, conductora del panel y que cuenta entre sus experiencias trabajos en CNN Futuro y en el Congreso Futuro, fue mucho más allá y desafió con preguntas que, dijo, están flotando: “¿Es descartable pensar que las nuevas herramientas, con su alto impacto en los humanos, nos están hackeando el lenguaje, que está en el ADN de la humanidad? ¿Estamos comenzando una nueva era, transhumana, conviviendo con la máquina? ¿Qué de lo humano, de lo esencialmente humano, está en juego ante esta aparición de nuevas herramientas tecnológicas?”
Todas preguntas que, desde luego, aun no tienen respuestas o cuyas aproximaciones a respuestas son aún inciertas.
A pesar de las interrogantes sin respuesta, la conclusión de Scolari fue que “la IA llegó para quedarse; debemos aprender a convivir con ella, sin descuidar el sentido ético que debe acompañar la intervención humana”.
El lunes, tras el panel “La verdad y la democracia en un mundo plagado de desinformación”, Paulina retomó el micrófono y resumió en una breve frase su opinión: “Tengo una profunda sensación de angustia… Nos estamos enterando de que estamos en un mundo nuevo que no conocemos en toda su magnitud, que recién estamos aprendiendo a saber cómo se mueve”.
Minutos antes, tres expertas en la materia, habían debatido con propiedad sobre el tema y habían hecho un descarnado paseo de los escenarios en los que se mueven hoy los procesos de comunicación social y política en el mundo, aunque tomando como ejemplo la casuística de la sociedad norteamericana a la luz de sus elecciones presidenciales recientes.
Ellas fueron la socióloga española Sandra González-Bailón, investigadora de la Annenberg School for Communication, de la Universidad de Pennsylvania y PHD de la Universidad de Oxford; la periodista chilena Magdalena Browne, Decana de la Facultad de Comunicaciones de la Universidad Adolfo Ibáñez, y Magister en Medios y Comunicaciones de la London School of Economics, conducidas por la periodista chilena Antonia Laborde, corresponsal del diario El País de España, cutas intervenciones provocaron interesantes consultas, opiniones y comentarios entre las asistentes al congreso, venidas de todo el mundo.
Este martes, tras cumplirse el segundo panel titulado “La evolución de los medios y los desafíos de la IA y las nuevas tecnologías”, Paulina volvió una vez más tomar la conducción y no pudo resistirse a dar nuevamente su opinión:
“El lunes terminé angustiada, pero ahora retomo el optimismo. Agradezco a las panelistas porque nos abren expectativas que, al parecer, son definitivamente más esclarecedoras y alentadoras”.
Es que la exposición del panelista Carlos Scolari, catedrático en Teoría y Análisis de la Comunicación Digital Interactiva de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, fue el punto de partida que trajo al escenario del Congreso la realidad sobre la más reciente herramienta tecnológica, la IA.
El funcionario se mantiene en las filas de la Institución, pese a tener esta una política Libre de Discriminación y Acoso (LDA).
El funcionario se mantiene en las filas de la Institución, pese a tener esta una política Libre de Discriminación y Acoso (LDA).