El juego libre, en el cual el niño es quien determina todas las reglas y condiciones y decide el qué, cómo, cuándo y con quién juega, ha sido considerado históricamente como una parte esencial del crecimiento infantil, proporcionando un espacio para la exploración, la creatividad y la interacción social. Pero el uso excesivo de dispositivos electrónicos ha reducido significativamente el tiempo que los niños realizan este tipo de actividad. Es por esta razón que los expertos en bienestar infantil destacan cómo esto, además de ser divertido, también desempeña un papel fundamental en la salud mental y emocional de los más jóvenes.

«El juego libre es más que una simple actividad. Es un elemento fundamental para volver a lo natural, permitiendo a los niños incorporar normas sociales, conocerse a sí mismos y apreciar la diversidad. Es un espacio vital para un desarrollo sano y se ha identificado como un factor protector para la salud mental tanto en la infancia como en la adolescencia», advierte María Cristina Sierra, especialista en bienestar infantil y co fundadora de Ludotecas Escolares.

De hecho, según el último estudio «Cuidemos Nuestros Niños», realizado por psicólogos, psiquiatras, académicos e investigadores de distintas instituciones chilenas, el 75% de los ciudadanos señala que ha notado niveles más altos de reactividad emocional en los pequeños y el 60% dice ver a los niños con actitudes más desafiantes. Además, el 42% indica que están peleando más y el 37% reporta un aumento en las conductas agresivas físicas. María Cristina Sierra explica que estos problemas pueden ser mitigados a través del juego libre, ya que » nos orienta a respetar reglas, a esperar nuestro turno y a adherir de forma voluntaria a normas. Estas instancias son fundamentales para el desarrollo y el aprendizaje de la resolución de conflictos».

Sin embargo, los niños en Chile enfrentan desafíos para tener tiempo de juego libre. «Lo digital ha monopolizado el tiempo de juego natural de la infancia, reduciendo la interacción necesaria con otros. Además, los padres chilenos tienden a no jugar con sus hijos, lo que ha afectado la interacción social», destaca Sierra.

Tanto padres como maestros desempeñan un papel clave en la promoción del juego libre. «Los padres deben jugar con sus hijos de manera seria y comprometida. Los juegos de mesa modernos ofrecen una gran oportunidad de encuentro para las familias», sugiere Sierra. “En las escuelas, se está observando un creciente interés en retomar el juego libre por medio de instancias que pueden ser utilizadas en los recreos, los tiempos de consejo de curso y también orientación. En nuestro caso ya contamos con 52 ludotecas instaladas dentro del territorio nacional, siendo la más solicitada Convivencia Escolar, lo que tiene sentido si consideramos que, de acuerdo a la Superintendencia de Educación, las denuncias por maltrato entre alumnos aumentaron hasta un 81% respecto de los años previos a la pandemia. Además, es necesario considerar que cuando sacamos los celulares de las escuelas, de forma natural nuestros niños y niñas retomarán los acuerdos lúdicos, los juegos compartidos, la participación y el respeto profundo por la diversidad”, concluye la co fundadora de Ludotecas Escolares.