1 de abril de 2025
Por Comunicaciones Hogar de Cristo
Gene Hackman, destacado actor estadounidense de 95 años, habría muerto el 18 de febrero a causa de un paro cardíaco. Además, tenía Alzheimer, lo que habría provocado que no se percatara de la ausencia y muerte de su mujer, Betsy Arakawa, de 65, quien había sido víctima del virus Hanta. Mientras eso sucedía en Santa Fe, Nuevo México, Estados Unidos; en Fresia, Región de los Lagos, María Caricheo, una chilena de 79 años, que vivía sola, ese mismo 18 de febrero, moría ahogada en el fondo de la fosa séptica que intentaba limpiar, desesperada por el hedor.
El cuerpo de María fue rescatado porque había cámaras de vigilancia en la calle y en la imágenes se le veía desaparecer esa fatídica noche. Los Hackman-Arakawa estuvieron muertos durante semanas antes de que la familia, preocupada por la falta de noticias, llamara a la policía.
Ambos casos, tan distantes, tan distintos, revelan que la vejez en soledad es dura para todos. Y lo está siendo cada vez más, porque las sociedades envejecen y no hay recambio generacional. Chile es líder en materia de baja natalidad y alta longevidad. Y esa falta de vínculos, de contacto e inclusión social, es todavía peor cuando se vive en pobreza.
Por todas estas consideraciones, Hogar de Cristo inicia este 1 de abril una campaña para sumar 10 mil nuevos socios a su causa, pero directamente enfocados a apoyar los servicios de cuidados domiciliarios que hoy atienden a más de 3 mil personas mayores de Arica a Punta Arenas. Los recientes datos que entrega el Censo 2024 revelan que 11,6% de los hogares censados es de personas de 65 años y que la población mayor se ha más que duplicado desde 1992.
Son mayoritariamente mujeres, con un promedio de 71 años, muchas veces a cargo de cuidar a otro adulto mayor o familiar con alguna discapacidad.
“Es cruda la pobreza, y peor en soledad”, es el eslogan de la campaña que busca sensibilizar a todos, porque el envejecimiento es ineludible y debemos todos hacérselo más llevadero a los que están abandonados, enfermos, postrados y requieren atención.
El programa de apoyo domiciliario del Hogar de Cristo está dirigido a personas de más 60 años, que viven solas en sus domicilios y cuyas redes de apoyo familiar o comunitario, son insuficientes para garantizar su bienestar. Esto redunda en abandono o aislamiento, generando problemas en su salud física y mental. “Pero la expresión más dura de todas estas dificultades en las personas mayores es el sentimiento de soledad”, afirma Liliana Cortés, directora social nacional del Hogar de Cristo.
Este servicio de la fundación entrega acompañamiento con visitas periódicas al domicilio de más de tres mil personas mayores en todo Chile. Los ayuda a vincularse con familiares, vecinos, redes municipales y estatales a las que puedan recurrir frente a alguna necesidad o urgencia. Se trata de facilitar y acompañar así sus trámites de salud, previsión social, entre otros.
Los equipos especializados del Hogar de Cristo han constatado que la permanencia de las personas mayores en sus casas, en sus barrios, en su ambiente de toda la vida, promueve y alarga su autonomía. “Que el lugar donde se envejece sea un lugar conocido, familiar y querido, tiene un impacto positivo en la confianza y autovalencia de las personas mayores, y es más virtuoso aún cuando a ello se suma la seguridad de recibir la compañía de duplas de apoyo psicosocial todas las semanas”, sostiene Liliana Cortés, invitando a todos a hacerse socios del Hogar de Cristo. A ser parte de esos 10 mil nuevos socios que contribuirán a paliar la soledad de los mayores.
LINK PARA HACERSE SOCIOS: https://hcstore.org/hazte-socio/
Se trata de 87 iniciativas, equivalentes a $1.6 billones ($1.600.000.000.000), que consolidan el Plan como política de Estado y no como propuesta excepcional.
Se trata de 87 iniciativas, equivalentes a $1.6 billones ($1.600.000.000.000), que consolidan el Plan como política de Estado y no como propuesta excepcional.