18 de septiembre de 2024
Faro “Islotes Evangelistas” cumple 128 años guiando a los navegantes, superando las condiciones meteorológicas extremas, con rachas de vientos de hasta 300 kilómetros por hora y tormentas que parecen permanentes.
El 18 de septiembre de 1896, encendía su fanal uno de los faros más aislados y complejos existentes en el mundo, parte de una historia mayor llena de capítulos de sacrificios que aún se continúan escribiendo, llamando iluminando con su luz a los navegantes que ingresan o salen de una de las rutas marítimas más importantes del mundo.
El Faro “Islotes Evangelistas”, o “La Roca” como le llaman los fareros, es fiel reflejo del triunfo de la voluntad y la audacia de los hombres, quienes superando inhóspitas condiciones han escrito una historia que cruza ya tres siglos, y sigue iluminando a navegantes y protegiendo a aquellos que surcan las complejas aguas oceánicas de las latitudes australes, en donde diferentes tecnologías han sido implementadas a través de los años, manteniéndose en aquellas gruesas murallas miles de historias de dotaciones que han servido en su interior, primero llegando en chalupas balleneras, posteriormente botes zodiac y hoy en día por medios aeronavales, en períodos de aislamiento que consideran entre 4 a 5 meses.
Las condiciones meteorológicas en aquel peñón son extremas, registrando un promedio anual de precipitaciones de 2.000 a 3.000 milímetros, vientos sobre los 120 kilómetros por hora con rachas que han registrado los 300, temperaturas a veces inferior a los -15 grados Celsius y temporales con olas que superan los 20 metros de altura. Bajo este escenario, opera sin descanso ni receso y es mantenido por cuatro fareros casi en total soledad, siendo el valioso registro meteorológico reconocido por la Organización Meteorológica Mundial, siendo una de las estaciones de registro centenarias.
Los estudios de su construcción los comenzó en diciembre de 1892 el Teniente 1° Baldomero Pacheco, quien al mando del Escampavía “Cóndor” definió el lugar más apropiado en los Islotes Evangelistas a través de un detallado informe que el entonces Gobernador de Magallanes, Capitán de Navío Manuel Señoret, remitió a las autoridades nacionales junto a la recomendación de realizar la obra a la mayor brevedad.
El hombre a cargo de concretar esta tarea fue el ingeniero escocés George Slight, quien viajando a la zona de los islotes a bordo del vapor “Potosí” a principios de mayo de 1894, registró en su diario lo siguiente: “nunca me hubiera imaginado ver algo tan agreste, salvaje y desolado, como esas rocas oscuras emergiendo en medio de las embravecidas olas. Ver estos peñones borrascosos era realmente sobrecogedor. Con una tenue claridad en el horizonte se podía ver grandes olas rompiendo fuertemente en la parte oeste de los islotes. Una visión que difícilmente alguien pueda imaginar”.
Ya el 25 de mayo de 1894, los ingenieros Slight y Luis Ragosa inspeccionaron personalmente el islote para, en abril del año siguiente, empezar a trabajar junto a un equipo. Primero se construyó un estanque de captación de agua, se abrió un camino en la roca y se instaló un pescante (grúa de operación manual) en el costado del acantilado por donde se izarían los bultos y materiales, siendo acondicionada una pequeña cueva existente para guardar material y almacenar provisiones.
El 7 de noviembre de 1895 se izó la bandera chilena y fue colocada la primera piedra de la torre del faro. En una piedra labrada se depositó una caja de plomo que contenía monedas chilenas e inglesas, más un acta firmada por Slight, Ragosa y algunos obreros. Para mayo de 1896, la torre de 13 metros estaba terminada y lista para recibir el fanal, el cual fue instalado el 30 de agosto. Finalmente el 18 de septiembre de 1896 se encendió el faro por primera vez, siendo las naves “Iberia”, de la Pacific Steam Navigation Company, y “Menes”, de la naviera alemana Kosmo, las primeras en ver su luz el 20 de septiembre de 1896.
Hoy el Faro “Islotes Evangelistas” continúa iluminando a los navegantes y sigue siendo el lugar donde hombres y mujeres, al servicio de la Patria, dejan en claro el compromiso de nuestro país con la ayuda a la navegación, manteniendo una densa red de boyas, balizas y faros con el objetivo de salvaguardar la vida humana en el mar.
Diversos especialistas en Faro, sostienen que “la Roca tiene algo que te hace querer volver, a pesar de lo inhospito y desolado del paisaje”, afirmando muchos de estos bravos servidores que “quién no ha estado en Evangelistas…no puede decirse farero”.
A 128 años del inicio de aquella historia nos recuerda el incesante y silencioso trabajo, sin descanso, que miembros de la Armada de Chile realizan en los lugares más aislados de nuestro Territorio Nacional, contribuyendo al desarrollo nacional y resguardando la seguridad, efectuando soberanía efectiva, ejemplo parpable de la vocación marítima de nuestra Patria y una historia que se escribe entre viento, mar y soledad en una roca en medio del mar.
Se trata del condominio “Tierra Austral 4”, de 140 departamentos de 60m2, que el Ministerio de Vivienda y Urbanismo construyó en el sector sur de la comuna gracias al Plan de Emergencia Habitacional.
Se trata del condominio “Tierra Austral 4”, de 140 departamentos de 60m2, que el Ministerio de Vivienda y Urbanismo construyó en el sector sur de la comuna gracias al Plan de Emergencia Habitacional.