11 de agosto de 2016
Se habla, se dice, se escribe y se comenta mucho sobre la actual situación juvenil. La mayoría de las veces, lo que se dice es para señalar los problemas y las dificultades de los jóvenes, los dramas o la distancia de los jóvenes con otras generaciones. Por cierto que hay problemas, y serios. Hay problemas de diálogo entre las generaciones, hay problemas de pérdida de hábitos de estudios, hay problemas de consumo de alcohol y drogas, hay problemas acerca del modo en que se tiende a vivir la sexualidad, hay problemas de delincuencia juvenil, etc.
Pero también, se habla poco de las cualidades y virtudes que crecen en el mundo juvenil, y menos aún se habla de los jóvenes que buscan construir una vida hermosa en un mundo que sea mejor para todos. A propósito de esto recordé el proverbio que dice hace mucho ruido un árbol que se cae, pero el bosque crece sin hacer ningún ruido. Así, en el árbol que ruidosamente cae no hay vida, la vida está en el bosque que crece silenciosamente, sin llamar la atención hasta que se logra -en una mirada de conjunto- ver la belleza del bosque ha crecido con discreción y constancia, enfrentando las adversidades y ofreciendo su hermosura.
Algo así es lo que ha pasado en una ciudad de Polonia que se llama Cracovia, donde hace dos semanas de realizó la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), que es un evento organizado por la Iglesia Católica y que convoca a jóvenes de todo el mundo con el Papa. En Cracovia se reunieron dos millones de jóvenes (sí, ¡dos millones!) con el Papa Francisco para compartir con alegría juvenil la fe en el Señor Jesús, los sueños que tienen para sus vidas y nuestro mundo, los problemas que enfrentan y vivir la experiencia de una fraternidad sin fronteras. Entre esos jóvenes había más de 1500 chilenos, y -entre ellos- unas decenas de jóvenes magallánicos. ¡Un bosque maravilloso que crece sin hacer ruido!
Hay personas que piensan que en nuestro mundo ya no hay espacio para la fe y las esperanzas de un mundo mejor; otros piensan que la religión es casi un vestigio del pasado, pero ¿qué evento político, deportivo o musical puede reunir a tantos jóvenes llenos de alegría y esperanzas? La JMJ es un signo elocuente que la vida y el mensaje de Jesús Nazareno cautiva a los jóvenes que buscan un sentido verdadero para sus vidas, en medio de un sistema que les dice que sólo serán felices con el dinero y el consumo, con la belleza física y el carrete, y con el individualismo egoísta que busca robarles sus esperanzas.
En el encuentro, han dialogado con el Papa Francisco, quien les ha dicho que no se dejen anestesiar el alma y que, si quieren, de la mano del Señor Jesús pueden cambiar el mundo que viven cada día y aprender a ser felices trabajando por una vida mejor para todos.
En medio de los árboles que se caen haciendo mucho ruido, esos jóvenes -y tantos más que no pudieron llegar a Cracovia- son un bosque maravilloso que crece constantemente y sin hacer ruido. El futuro, por cierto, no está en los árboles que caen, sino en la alegría esperanzada del bosque juvenil que crece imparablemente y que necesita el apoyo de los adultos.
11 de agosto de 2016
Durante la reunión, se abordó la importancia de la alianza público-privada para llevar a cabo proyectos de infraestructura pública y vivienda de la región.
Durante la reunión, se abordó la importancia de la alianza público-privada para llevar a cabo proyectos de infraestructura pública y vivienda de la región.