6 de abril de 2013
Los desafíos de la vida actual, cada vez mas demandantes, nos apremian con exigencias que determinan formas de funcionamiento y de actuación, muchas veces, asociados como patrones que todos debemos cumplir, si queremos responder exitosamente a nuestra vida cotidiana. La declaración del 2 de abril como el «Día Mundial de Concientización sobre el Autismo reconocida y establecida por la Asamblea General de las Naciones Unidas, es un llamado a detenernos y reflexionar sobre la diversidad humana y especialmente, como integramos a las personas autistas en el espacio social que merecen.
Como señala la ONU, el autismo no está limitado a una sola región ni a un solo país, dado que es un reto que se manifiesta mundialmente y por ello requiere de medidas a este nivel. Es importante por ello, reconocer lo que significa, como se manifiesta, y otorgar las posibilidades de desarrollo de las potencialidades que cada uno posee.
El autismo es un trastorno del desarrollo, un síndrome (no una enfermedad) que se manifiesta en los primeros tres años de vida y se caracteriza por afectar varias áreas del desarrollo, especialmente aquellas relacionadas con las habilidades para la integración e interacción social, las habilidades de comunicación y lingüísticas y las habilidades para el juego y el desenvolvimiento en actividades e intereses. Sus causas aún se desconocen, aunque las investigaciones actuales, señalan que existe gran evidencia que tiene una base orgánica, y es consecuencia de una variedad de etiologías neuropatogénicas. Sin embargo, a pesar de estos antecedentes y del progreso de diversas teorías que tratan de explicarla desde variados enfoques, buscando acercarse a sus orígenes, su etiología es compleja y en la mayoría de los casos se desconoce el mecanismo patológico subyacente al trastorno autista.
Lo importante es reflexionar acerca de este síndrome y reconocer que si bien las personas autistas revelan características en su funcionamiento que parecieran no corresponder a lo esperado, ellos son personas que sienten y aman como todos, solo que lo expresan de manera diferente a lo esperado. Sus respuestas a estímulos sensoriales, la dificultad para comunicarse y expresar sus sentimientos, o sus reacciones emotivas explosivas, no debieran ser causa de discriminación social ni menos educativa. Muy por el contrario, la tarea es este ámbito es muy importante y esencial.
La intervención temprana, adecuada e intensiva incide de manera importante en el resultado final de la mayoría de los niños pequeños con autismo. Es relevante el papel que entonces juega la educación parvularia junto a la familia para detectar oportunamente este síndrome. Es necesario organizar programas educativos basados en las necesidades e intereses del niño y que ofrezcan un repertorio de experiencias constructivas y estructuradas. Esto hace posible el desarrollo y adquisición de herramientas cognitivas, afectivas y sociales que contribuyan hacia una formación autónoma. Los niños autistas requieren de un entorno organizado y ordenado que les aporte estabilidad y bienestar emocional y sin duda, para que esto se logre, se requiere de la participación comprometida de todos los agentes educativos: la familia, la institución escolar, los profesionales implicados en esta tarea y por cierto el sistema educativo y social.
El autismo sigue siendo una situación de desafío para las personas y sus familias. Sin embargo, en la actualidad el pronóstico es mucho mejor de lo que era hace una generación dependiendo de la severidad del síndrome y del tipo de apoyo que la persona recibe. Hoy, con la terapia adecuada, muchos de los síntomas del autismo se pueden mejorar, aunque la mayoría de ellos mantendrán esta condición durante toda su vida. Por ello, la función de la educación cobra mayor relevancia, ya que permite dotar a estos pequeños de aquellas herramientas que le faciliten en su futuro, un funcionamiento como adulto autosuficiente y capaz de establecer relaciones sociales.
El Día Mundial de Concientización sobre el Autismo, nos debe ofrecer una oportunidad para revisar nuestro pensamiento, sentimientos y mirada hacia los otros, hacia lo que entendemos por normalidad. Debemos reconocer que lo más característico de este mundo es la diversidad y no la normalidad y por ello, cada uno de nosotros debe vivir con esperanzas de acceder y encontrar su espacio y oportunidades de desarrollo que como ser humano merece.
Los que trabajamos en educación y creemos en las grandes posibilidades y potencialidades que toda persona tiene, debemos considerar este día para abrir estos espacios y trabajar por una educación inclusiva real. Una educación que fortalezca y ofrezca esperanzas a todo niño de alcanzar una vida más plena y feliz. Esto no es otra cosa que cumplir la verdadera esencia que toda educación debe buscar alcanzar.
Directora de Instituto Internacional para el Desarrollo Cognitivo, INDESCO,
Universidad Central de Chile.
El individuo fue interceptado por Carabineros y seguridad municipal tras ser captado portando un cuchillo en la vía pública.
El individuo fue interceptado por Carabineros y seguridad municipal tras ser captado portando un cuchillo en la vía pública.