17 de agosto de 2007
El impacto de un lomo de toro en el pasajero de un vehículo puede causar una fractura en la columna, según un estudio realizado por el Hospital del Trabajador de Santiago, que(HTS) reunió datos de más de 30 pasajeros de microbuses que fueron atendidos en ese centro, en el período 1996-2005, debido a fracturas toracolumbares producto del rebote que se produce al pasar por los lomos de toro.
Entre 1996 y 2006 se reportaron en Santiago más de 30 casos, y sólo en los últimos dos años la cifra supera la decena. El impacto es similar a caer desde 3 metros de altura, lo que puede provocar secuelas permanentes.
Con anterioridad, en un estudio que abarcó desde 1992 a 2002, se tuvo antecedentes de 13 casos similares. Y desde 2005 a la fecha, ya han atendido a un número similar de pacientes, entre los que se incluyen usuarios de los buses alimentadores del Transantiago.
En todos ellos, el golpe que se produce con el asiento del microbús al pasar por sobre un lomo de toro les ha causado una fractura en las vértebras de la zona torácica y lumbar de la columna.
«El problema no es de los buses, sino de las calles. No en todos los casos los buses iban a exceso de velocidad. Ahí pesan más las condiciones del paciente y sobre todo el diseño del lomo de toro, que no cumple las normativas», según el traumatólogo Milán Munjin, uno de los autores del estudio, que aparece publicado en la última edición de la «Revista Chilena de Ortopedia y Traumatología».
Aunque existe una norma que establece indicaciones sobre la construcción del lomo de toro, pocas son las calles que cumplen. «El desafío es mejorar las calles y eliminar o modificar los lomos», según Munjin. Sólo así no se repetirán nuevos casos. «La fractura produce un dolor inmediato y una incapacidad transitoria. En la mayoría de los casos no es una lesión tan agresiva, pero sí evitable. El impacto es equivalente a caerse desde una altura de dos o tres metros en algunos casos».
En marzo de este año, una mujer de 79 años demandó por $319 millones a una de las empresas operadoras de buses debido a que se fracturó la columna al viajar en la parte trasera de un bus oruga, en noviembre pasado, quedando con secuelas que le impiden seguir trabajando.
Otros casos similares afectaron a dos mujeres mayores de 60 años que literalmente rebotaron en el asiento posterior. Ambas quedaron con vértebras fracturadas. Además del Hospital del Trabajador, otros hospitales y clínicas también reportan casos en los últimos años.
Al margen de la norma
En 1996, el Ministerio de Transportes reglamentó el uso de los lomos de toro o «resaltos reductores de velocidad», según su nombre técnico. Pese a ello, expertos y operadores de buses critican que muchos se construyen sin permiso y sin respetar las normas Los municipios son los encargados de autorizar su construcción y, cuando se trata de vías principales, la responsabilidad recae en la Secretaría Regional Ministerial de Transportes. Sin embargo, pocas calles cumplen, por ejemplo, con el ancho recomendado de 3,7 metros. «La idea es que no se produzca un choque con el lomo que impulse el vehículo hacia arriba, sino que se disminuya la velocidad», dice Milán Munjin. La norma exige además que el lomo de toro tenga una altura máxima de 9 centímetros y una separación de las veredas de 2 centìmetros.
La intervención contempla la reposición de una histórica escalera, la instalación de una nueva plaza de juegos y la mejora de una multicancha. La inversión total alcanza los $790 millones y las obras tienen fecha de término estimada para fines de septiembre.
La intervención contempla la reposición de una histórica escalera, la instalación de una nueva plaza de juegos y la mejora de una multicancha. La inversión total alcanza los $790 millones y las obras tienen fecha de término estimada para fines de septiembre.