8 de agosto de 2024
La idea fue revisar en conjunto todo lo que se ha escrito en esta materia, para identificar todo lo que queda por investigarla.
¿Qué están comiendo las especies que habitan los ecosistemas marinos australes? Es una pregunta de muy difícil respuesta. Tanto así que quienes quieren contestarla, necesitan décadas de estudio multidisciplinario para lograrlo.
El Laboratorio de Ecología Funcional del Instituto de la Patagonia de la Universidad de Magallanes (UMAG), tomó la iniciativa de plantear esta inquietud a la comunidad científica, académica e institucional relacionada. Gracias al proyecto "Evaluación del estado trófico y ecológico en comunidades bentónicas marinas: Predicciones sobre las respuestas funcionales de la biota Sub-Antártica", organizaron un workshop dedicado a explorar y entender la funcionalidad, resiliencia y sustentabilidad de las cadenas alimentarias en la región.
El taller estaba dirigido a estudiantes de pre y postgrado, docentes, autoridades e invitados especiales, y tenía por objetivo identificar vacíos de información relativa al estado actual del ecosistema marino de Magallanes y sus especies clave; discutir un marco conjunto que sirva para compilar, estandarizar y comparar datos, y distinguir procesos ecológicos esenciales para el desarrollo de modelos y estrategias de manejo más precisos.
"Nuestra intención era fortalecer la colaboración entre los investigadores; mejorar la calidad y la integridad de nuestros datos, y avanzar hacia una comprensión más holística de los ecosistemas que estudiamos", contó la Dra. Claudia Andrade Díaz. "Además, coincidimos en la necesidad de avanzar en el borrador de un artículo científico, a partir de una revisión bibliográfica que identifique tanto los avances como las áreas que requieren más investigación".
Para la estudiante del Magíster en Ciencias mención Conservación de la UMAG, Tarín Sepúlveda Fuentes, fue enriquecedor tener una visión multidisciplinaria. "Estas redes de colaboración que podemos ir generando, son vitales para poder avanzar hacia un manejo más sostenible de nuestros recursos marinos, y del océano en general". También valoró la difusión de nuevas metodologías en la investigación ecológica, como la diversidad funcional, para identificar especies clave en la conservación.
Distintas especies en la misma cadena
El workshop se centró en las redes tróficas, es decir, en el proceso de transferencia de sustancias nutritivas, a través de las diferentes especies de una comunidad biológica, en la que cada una se alimenta de la precedente y es alimento de la siguiente.
Una de las investigaciones de largo aliento que se dieron a conocer, corresponde al Dr. Jorge Acevedo (CEQUA), quien estudia la Ballena Jorobada. Según el especialista en cetáceos, se observó un empobrecimiento en las señales de carbono en la piel de las ballenas en los últimos 20 años, lo que sugiere un cambio en el ecosistema hacia un ambiente más oceánico. A su juicio, "es importante identificar vacíos de información y mapear la zona, para entender mejor cómo las condiciones ambientales, y factores como el cambio climático y la pesquería, han afectado la dieta de las ballenas".
Otro de los trabajos expuestos corresponde al Dr. en Genómica, Rodolfo Rondon Sallan, investigador del Departamento Científico del Instituto Antártico Chileno (INACH). Rondón abordó la expresión de genes en diferentes tipos de estrés en organismos marinos y en microbiomas asociados, "enfatizando la necesidad de investigar cómo los cambios en la alimentación afectan la expresión genética de los organismos".
El Dr. Tomás Ignacio Marina, investigador del Centro de Investigaciones Científicas (CADIC), en Ushuaia, Tierra del Fuego, compartió su experiencia en el análisis de redes tróficas, subrayando la importancia de compilar información sobre las interacciones entre especies para entender mejor el funcionamiento del ecosistema. "La idea es estudiar toda la parte de la provincia magallánica, de los canales y fiordos de la provincia magallánica, y si uno conoce que hay estresores o perturbaciones muy puntuales, bueno, una de las líneas prioritarias podría ser cómo influye esa perturbación en la relación entre las especies, y cómo eso podría cambiar la estructura del ecosistema, o el funcionamiento y su estabilidad".
La afortunada ganadora fue Mirtha Hernández, magallánica y enfermera de profesión, quien recibió un viaje familiar a Isla Magdalena.
La afortunada ganadora fue Mirtha Hernández, magallánica y enfermera de profesión, quien recibió un viaje familiar a Isla Magdalena.