3 de diciembre de 2007
A su apuesta en el rubro hotelero, se sumará el reflote del área naviera del holding. También piensan proveer de logística a firmas que explorarán hidrocarburos.
La familia Pivcevic llegó a Punta Arenas a comienzos del siglo XX en busca de oro. El frío magallánico no le restó coraje al clan cuando se dio cuenta que el codiciado metal no era tan abundante como les habían contado en Croacia. Ya en la década del 50, Domingo Andrés Pivcevic decidió que tenía que buscar otras fuentes de ingreso, inquietud que legó a las nuevas generaciones. Hoy sus hijos y nietos han elevado las iniciales de su nombre literalmente hasta las nubes.
Aerolíneas DAP cuenta con activos por US$ 15 millones en aviones y US $20 millones en helicópteros. En total son 17 naves que cruzan la zona austral. El viernes pasado, el grupo concretó la compra de un nuevo avión con capacidad para 100 pasajeros. Nicolás Pivcevic, nieto de Domingo e ingeniero civil industrial de la Universidad Católica de Valparaíso, destaca que el avión es el modelo más silencioso a nivel mundial, por lo que tiene la gracia de no emitir contaminación acústica.
Pivcevic aclara que esta nueva inversión no está relacionada a un posible interés por reinsertarse en la ruta comercial Santiago-Punta Arenas, abandonada en 1997 por no soportar la guerra de precios impuesta por LAN y National.
Hace poco, después de 10 años, se resolvió el juicio contra LAN y se nos dio la razón en cuanto a que sufrimos una competencia monopólica. Ahora estamos esperando que se defina el monto de la indemnización y no pensamos en volver. Estamos en otro nicho y además sabemos que los cielos no son competitivos, explica Pivcevic.
Diversificación
En temporada baja, los aviones se destinan trayectos entre Puerto Williams, Porvenir y Puerto Natales. En período alto, las naves son utilizadas para vuelos charter privados. DAP ha llevado a la Antártica a actores famosos como Brooke Schields o Richard Gere y altos ejecutivos de empresas como McDonald´s o Xerox.
Por otro lado, la flota de helicópteros es la más grande del cono sur. Son 11 biturbinas que ya cumplieron 60.000 horas de vuelo. No sólo hacen viajes turísticos, unen localidades alejadas o respaldan la industria naviera en el Estrecho de Magallanes. Hace tres años fundaron la empresa Aerorescate, que está cargo de Tania, hermana de Nicolás e ingeniera comercial. La firma ofrece un servicio definido como ambulancias aéreas. En alianza con Clínica Las Condes, tienen helicópteros con equipos de urgencia, doctores y paramédicos, fijando como base Lo Aguirre, muy cerca de la ruta 68. En el tiempo que lleva operando, Aerorescate ha salvado a más de 100 personas, varias de ellas accidentadas en centros de esquí, donde el acceso es más complejo.
Los Pivcevic han diversificado sus negocios. Siempre preocupados del turismo, cuentan con 40.000 hectáreas forestales en los últimos terrenos continentales. No está contemplada la explotación de esos predios. Queremos que sea una reserva forestal y convertirla en un foco turístico, adelanta Nicolás.
La familia asume que su plus es entender perfectamente lo que busca el turista que llega al fin del mundo. A través de la firma Antártica XXI -en donde son socios con las familias Simunovic y Jacob-, ofrecen tours por toda la zona, incluyendo paseos tan únicos como andar en velero por Cabo de Hornos. En el último tiempo también han incursionado en el rubro hotelero. Tienen un hotel tipo boutique, llamado Terrasur, en Punta Arenas.
A su vez, hace 2 años se asociaron con las familias Vásquez y Jordán y construyeron el Lodge Lakutaia en Puerto Williams.
El diseño participativo de calles Monseñor Fagnano y Waldo Seguel, permitirá recuperar las vías de acceso al Cerro de la Cruz, dos de las cuáles presentan actualmente un deplorable estado de mantención, terminando así con focos de inseguridad para los residentes y transeúntes que visitan este característico hito urbano de Punta Arenas.
El diseño participativo de calles Monseñor Fagnano y Waldo Seguel, permitirá recuperar las vías de acceso al Cerro de la Cruz, dos de las cuáles presentan actualmente un deplorable estado de mantención, terminando así con focos de inseguridad para los residentes y transeúntes que visitan este característico hito urbano de Punta Arenas.