4 de julio de 2024
Este lunes los magallánicos se enteraron de la muerte de este chilote avecindado en la región y con larga experiencia viviendo en calle. Falleció tratando de buscar calor en un cajero automático en la Plaza de Armas. Su caso da luces de cómo operan los programas permanentes y de emergencia destinados a los más pobres entre los pobres.
Por Ximena Torres Cautivo
Fotos: Ruta Calle Hogar de Cristo Magallanes
Antenoche murió –como nadie debería morir–, Manuel Cárdenas (67). De noche, solo, en la calle, con el termómetro marcando temperaturas bajo cero en la blanca y gélida Punta Arenas, que seguirá azotada por inéditos temporales de nieve y viento. Su cuerpo sin vida fue encontrado al interior de un cajero automático en la Plaza Muñoz Gamero, en pleno centro de la ciudad.
Era participante regular de la Hospedería del Hogar de Cristo, con intervalos, marcados por un intensivo consumo de alcohol, que es común a la mayoría de las 167 personas en situación de calle contabilizadas en la región. Acá es mucho más el alcohol que otras drogas lo que deteriora a este grupo de hombres y mujeres, en su mayoría provenientes del norte. Un norte que en Magallanes parte en Aysén.
CÓMO EVITAR MUERTES
Manuel era oriundo de Chiloé. Hoy su cuerpo sin vida espera la llegada de sus parientes, quienes lo trasladarán a la isla grande para sus pompas fúnebres.
Manuel Cárdenas es el segundo fallecido este 2024 en la región de Magallanes, engrosando una estadística nacional que pocos registran, porque vulnerabilidad e invisibilidad suelen ser, en este caso, sinónimos.
De acuerdo a datos de Fundación Moviliza, que lleva un registro histórico de muertes desde 2020 a la fecha, 363 personas en situación de calle han perdido la vida en esa condición: en la calle. Doce lo han hecho en la región de Magallanes en ese periodo. La estadística no considera a Manuel Cárdenas, por lo reciente del hecho. Serían 363 entonces.
–¿Se podría haber evitado su fallecimiento en condiciones tan extremas en una ciudad límite bajo un fenómeno climático tan adverso?
Responde Álvaro Rodón, el jefe de operación social del Hogar de Cristo en la región de Magallanes:
–Sin duda, faltan dispositivos de emergencia para responder a la inédita intensidad de este invierno. Hoy por las calles de la ciudad no se puede caminar por lo resbaladizo del hielo, cuesta conducir, manejar vehículos es desafiante y complejo. Pese a eso nosotros diariamente activamos nuestra ruta de calle permanente, que funciona a lo largo de todo el año y que posee financiamiento del Ministerio de Desarrollo Social y Familia. La ruta de emergencia, que dura 150 días y opera durante el invierno es la que aún no se activa. Nosotros no estamos a cargo de ella, pero pensamos que el fallecimiento de Manuel debería activarla de inmediato, para no tener que lamentar más pérdidas de vidas.
Con la Hospedería del Hogar de Cristo y los albergues de Natales y de Punta Arenas a tope, el Hogar de Cristo sale a diario a las rutas de calle, entregando almuerzo y onces. Eso les permite estar atentos al estado de salud de las personas y a sus necesidades. Salen llueva, nieve o truene, lo que en la región y, por estos días, está siendo parte de la vida en un invierno particularmente duro.
Dice Álvaro Rondón:
–La semana pasada la máxima autoridad regional visitó un albergue y se espantó con el pésimo estado de las instalaciones: cañerías reventadas, sin agua caliente ni calefacción y decidió utilizar las instalaciones del hogar indígena que estaba sin uso. Y aunque la decisión, generó molestia en las comunidades y otras entidades vinculadas a la causa indígena, se resolvió bien, a mi juicio. Poniendo la urgencia sobre las consideraciones políticas. Acá hay que actuar ágil y permanentemente contra condiciones climáticas extremas para salvar vidas. “Nosotros nos percatamos tarde esa noche de que Manuel no había venido a dormir el domingo. Eso sucedía con él con regularidad por su problema de consumo. No era raro. Con la Hospedería a tope como estaba, no tuvimos capacidad como ocurre en tiempos menos atareados de salir a buscarlo. Tampoco llegó un alerta, lo que también es común. ¿Conclusión? Necesitamos todos los dispositivos de emergencia disponibles activos.
HIPOTERMIA
Hoy, Santiago vive una tregua de sol y cielos despejados después de intensas lluvias, heladas y bajas temperaturas, que quizás permitan empatizar con el frío y las nevadas antárticas que han congelado hasta las olas del Estrecho de Magallanes. Que han reventado cañerías. Que han dejado sin agua caliente las duchas de los magallánicos prósperos, como sucedió en la casa de la familia Boric Font, según contó el propio presidente de la República de visita en la zona este fin de semana en que murió de frío y en la calle Manuel Cárdenas.
Las hospederías y albergues están con su capacidad a tope en Punta Arenas y en Puerto Natales, donde existen estos programas.
Como vimos, el equipo social del Hogar de Cristo que hace Ruta de Calle no se deja avasallar por las nevazones, los fuertes vientos y las temperaturas bajo cero, y visita los puntos, que son rucos, fuertemente fijados al suelo, o construcciones abandonadas o precarias donde suelen resguardarse las personas. Muchas de ellas son conocidas por el equipo, llevan años deambulando por calles y campos, yendo de un punto a otro, buscando una salida al desamparo. Pero les juegan en contra la soledad, los trastornos mentales, el consumo problemático. Una suma de factores que puede resumirse en una frase: pobreza y falta de oportunidades. Las causas de muerte en calle son las siguientes, de acuerdo a los datos de Fundación Moviliza para lo que lleva corrido de este año. Habría que agregar a Manuel, quien murió de frío. De hipotermia.
VISITA EN RUTA DE CALLE
Este es el registro de una Ruta de Calle magallánica y de sus protagonistas.
Están las dos profesionales que integran el equipo social del Hogar de Cristo: Jessenia Vargas y Virginia Aguayo. Y las cinco personas que ubicaron en un recorrido la semana pasada, cuando –como suele pasar– cesó la nevazón, dando paso a un día de frío seco e intenso.
Alex Otárola es padre de 5 hijos de unos 30 a 35 años y ha vivido parte de ellos en situación de calle en la región. Actualmente se guarece en un container en la zona norte de Punta Arenas. Hace trabajos esporádicos en el campo. Como suele ser, recibió agradecido la comida caliente que le llevaron las profesionales.
Omar Guenchuman tiene unos 50 años, de los cuales la mayoría los ha pasado a la intemperie. Hoy se le reconoce como un tremendo logro la construcción de un ruco de cierta solidez, como exige la supervivencia en una zona así de extrema. El ruco se levanta al sur de la ciudad. Y el mayor problema de Omar, lo que atenta contra él mismo y lo hace caer una y otra vez, es el consumo problemático de alcohol. Esto le dificulta el conseguir trabajo y lograr dejar la calle, en un círculo vicioso que se prolonga por años.
En un sector que acá llaman “andino” y en la parte alta de Punta Arenas vive Rolando Nain (61 años). Por el problema que se repite en la mayor parte de los casos –consumo de alcohol de pésima calidad y en exceso–, vive solo en una casa alejada de la ciudad sector andino, donde lucha contra problemas hepáticos severos. Cuenta con una hermana como única red de apoyo.
Las mujeres en situación de calle son mucho menos que los hombres. Un 16% del total, según una de las últimas cifras oficiales confiables, aunque la migración y la pandemia las ha hecho aumentar visiblemente. Ellas son menos, pero son más perjudicadas por la dureza y precariedad de la vida en calle. Más en una zona de características geográficas y climáticas tan extremas, como la región de Magallanes.
Mariela Aguilante anda por los 50 años, parte de los cuales los ha vivido en situación de calle. Gracias a la buena voluntad de algunos, a veces ha habitado en viviendas prestadas, de manera temporal. Pero siempre esa ayuda ha estado condicionada a que se mantenga sobria. El consumo de alcohol ha dejado en ella una huella indeleble difícil de soslayar.
Proserpina del Pilar –Pilar, pide que la llamen– lo que menos tiene es prosperidad. Vive en el centro de Punta Arenas –nada lejos de la plaza de Armas, donde murió Manuel–, en las ruinas de lo que fue su casa. Hace 5 años, su vivienda sufrió un incendio y quedó reducida a unos cuantos palos parados. Ahí vive esta mujer de 50 años, compasiva y generosa que, pese a sus dolencias, a su precariedad económica y a la fragilidad del cascarón que habita, siempre abre las puertas a los más necesitados. Ella es otra de las beneficiadas con la ruta de calle que el Hogar de Cristo hace a diario. Y que dado el inclemente invierno magallánico actual, tal como lo demuestra la triste muerte del chilote Manuel Cárdenas, es ciertamente insuficiente.
"El plan viene a orientar las obras de infraestructura necesarias para el desarrollo de esta industria y otras actividades comerciales”, detalló durante la exposición el subsecretario de Energía, Luis Felipe Ramos.
"El plan viene a orientar las obras de infraestructura necesarias para el desarrollo de esta industria y otras actividades comerciales”, detalló durante la exposición el subsecretario de Energía, Luis Felipe Ramos.