10 de marzo de 2014
El teniente 1º Alejandro Bello Silva (1887 – 1914) fue un precursor de la aviación chilena, que la mañana del nueve de marzo de 1914 inició un vuelo sin destino, y que hasta el día de hoy no se sabe exactamente qué pasó. El gobierno, por medio de todas sus fuerzas, y el pueblo se dieron a la búsqueda, pero todo fue inútil. Chile se estremeció de intensa emoción y angustia por las características de la desaparición. El Teniente Bello simplemente se desvaneció en el aire junto con su avión.
A 100 años de la desaparición del Teniente Bello, aún no se sabe la verdad. Ni los científicos podían explicarse cómo una persona podía desvanecerse en el aire, decían que cuando alguien se esfuma en el aire, o era una abducción extraterrestre o por azar pasó a través de una puerta dimensional.
«Más perdido que el teniente Bello»
El objetivo era que los tenientes Alejandro Bello junto a Julio Torres, Tucapel Ponce y el sargento Menadier, lograran sacar su título de aviador, en un vuelo que debería durar 48 horas. En la madrugada del 9 de marzo, el teniente Bello se encontraba en el aeródromo Lo Espejo. La prueba a cargo del Capitán Manuel Avalos, consistía en realizar el circuito Lo Espejo-Culitrín-Cartagena-Lo Espejo, en la zona central de Chile, para finalmente aprobar el examen.
Desde un comienzo se vieron complicaciones. Durante el primer intento los aviadores tuvieron que regresar a la base porque la visibilidad era pésima debido a la neblina. Durante el aterrizaje, Bello dañó su aeronave, por lo que fue reemplazada por un Sánchez Besa Nº 13, un aparato con escasas partes metálicas. En el segundo intento, nuevamente tuvieron que realizar un aterrizaje de emergencia por falta de combustible. Sin embargo, Bello continuó su ruta y se perdió entre las nubes, sin saber su destino. Así nace el famoso dicho, «más perdido que el teniente Bello», basado en el extraviado teniente, cuyo último recuerdo fue haberlo visto volar con dirección hacia la cordillera; después no se volvió a ver ni se encontró rastro alguno de él o su nave hasta el día de hoy.
Al día siguiente, el capitán Avalos ordenó con urgencia la búsqueda por mar y tierra del teniente Bello. De esta manera se alertó a la policía de Melipilla, San Antonio y Cartagena la que recorrió a caballo toda la región. A su vez se solicitó la cooperación de la Armada, quien dispuso el buque Gálvez para rastrear el mar desde San Antonio. Pero esta búsqueda no obtuvo mayores resultados.
Teorías del accidente
Desde aquel entonces, es que se han abordado distintas teorías sobre la extraña desaparición del teniente Bello. Una de ellas fue la del investigador histórico del Museo Aeronáutico de Santiago, Eduardo Werner, quien dijo que «era probable que el teniente haya desviado demasiado su dirección, saliendo más allá de los parámetros de búsqueda o que haya caído violentamente al mar sin dejar rastros. También agregó que «ésta es una tragedia más de la aeronáutica. En esos años había un accidente casi todos los días. La duración de vida de los pilotos era baja, era muy riesgoso por la propia materialidad de los aviones».
El periodista Carlos Peña y Lillo también tuvo su teoría la cual se basó en cuatro elementos: Primero, un grupo de personas aseguró que en esa fecha, mientras cosechaban papas, vieron una gran explosión en una de las puntas del cerro La Rinconada. De acuerdo a sus investigaciones, Peña y Lillo llegó a la conclusión de que el teniente Bello se podría haber estrellado en el cerro La Rinconada.
En la comuna de San Vicente de Tagua Tagua, hoy ya pocos hablan del teniente Bello. El administrador municipal, Omar Ramírez, dijo que al supuesto cerro donde habría caído el piloto llega mucha gente, pero no por tratar de buscarlo, sino porque es uno de los lugares más bellos y con la vista más linda de la zona.
Quién sabe si sea esta conmemoración la excusa perfecta para intentar una vez más dar con su paradero y lograr que ese dicho popular se extinga, terminando con la tradicional frase más perdido que el teniente Bello.
LO QUE TODO MAGALLANICO DEBE SABER XXVI
El Teniente Bello vivió en Ancud. (Originó el dicho chileno Más perdido que el Teniente Bello).
Leyendo un artículo de Luis Mansilla, escritor de Chiloé, me enteré de esta interesante historia que se relaciona con un personaje chileno que vivió en ese bello archipiélago.
El dicho más perdido que el Teniente Bello tiene su origen en la desaparición, el 9 de marzo de 1914, del teniente Alejandro Bello Silva. Era hijo de José María Bello (hijo de Andrés Bello, fundador de la Universidad de Chile) y Ana Rosa Silva.
Vive su infancia en Ancud debido al relegamiento de su padre por la Guerra Civil de 1891. Es el tercero entre cuatro hermanos. Ingresó como cadete a la Escuela Militar el 27 de mayo de 1909 con 22 años, obteniendo el grado de Teniente 2° de Ejército. Efectuó estudios de aviación en Francia, en la Escuela de Aviación «L´Espace.
En la mañana del 9 de marzo de 1914 el Teniente Alejandro Bello Silva fue comisionado por el capitán Manuel Ávalos, junto a los pilotos Julio Torres y Tucapel Ponce Orellana, para efectuar un vuelo desde Lo Espejo hasta Cartagena pasando por Culitrín, lugar ubicado entre Paine y San Francisco de Mostazal, y retornando a Lo Espejo.
Los aviones despegaron a las 5.30 de la madrugada Bello pilotaba un aparato Bleriot. Sin embargo la neblina lo obligó a retornar a Lo Espejo, donde ya habían vuelto, por similares razones, Ponce y Torres. Al aterrizar, Bello averió su máquina y la reemplazó por un Sánchez Besa Nº 13 un aparato con escasas partes metálicas – bautizado con el nombre de Manuel Rodríguez. Las razones dadas a Ávalos por su retorno fueron: «A una altura de más de 800 metros me dirigía a Culitrín, donde llegué cerca de las seis, pero no pude aterrizar debido a que una espesa neblina me impedía ver las banderas con las cuales se me indicaría el sitio donde hacerlo. Durante más de una hora y cuarto volé por sobre Culitrín, pero, como la atmósfera no se despejaba, resolví volver».
El trío remontó los aires nuevamente a las 9.30 horas. Llegaron sin novedad a Culitrín, donde almorzaron. A las 16.00 horas despegaron. Durante el vuelo los aspirantes se mantuvieron a la vista pero al sobrevolar los cerros de la costa, se encontraron con una densa neblina, por lo que decidieron tomar altura. Al llegar a Cartagena, según Ponce, Bello comenzó a descender por un pequeño claro, entre las nubes, y él resolvió seguirlo hasta donde fuera posible.
Pero al poco tiempo lo perdió de vista y al considerar peligroso el recorrido, decidió tomar altura nuevamente, logrando salir sobre las nubes. Luego logró divisar a Bello que volaba delante de él, sobre las nubes, en el mismo rumbo suyo. Sin dar mayor importancia a la situación, Ponce continuó volando a la vista de Bello, cuyo aparato alcanzaba a divisar proyectado contra la Cordillera de Los Andes.
Eran cerca de las siete de la tarde y Ponce se dio cuenta que le quedaba poco combustible, por lo que decidió aterrizar pensando que se encontraba en las proximidades de Lo Espejo. Sin embargo, grande fue su sorpresa, cuando las personas que acudieron al sitio del aterrizaje le manifestaron que se encontraba en Buin. Enterado de los acontecimientos, el Capitán Avalos solicitó informes a Cartagena sobre el destino de Bello, pero en el lugar nada sabían del piloto. Inmediatamente se ordenó a la policía de Melipilla, San Antonio y Cartagena buscar al aviador, la que recorrió a caballo toda la región. A su vez se solicitó la cooperación de la Armada, quien dispuso el buque «Gálvez» para rastrear el mar desde San Antonio.
A su vez, la aviación militar exploró durante diez días a pesar de las dificultades provocadas por la neblina y las escarpadas montañas, arriesgando muchas veces la vida de los pilotos destinados a esta misión. La búsqueda del Teniente Bello duró diez días, en los cuales no se encontró ningún indicio de su desaparición. La comisión investigadora de la Escuela de Aeronáutica comunicó: «Se cree que el Teniente Bello ha caído al mar». Por lo tanto, el 24 de marzo el Gobierno de Ramón Barros Lucos y la Escuela de Aviación Militar dieron por terminada la investigación.
Foto: El teniente Alejandro Bello Silva, nieto de Andrés Bello el fundador de la Universidad de Chile.
Mario Isidro Moreno
«El Libro lo Que Todo Magallánico Debe Saber, de Mario Isidro Moreno, está disponible en las principales librerías de Punta Arenas».
El detenido, es un ciudadano chileno de 52 años con antecedentes policiales, quien este viernes será puesto a disposición del Juzgado de Garantía de Punta Arenas para la respectiva audiencia de control.
El detenido, es un ciudadano chileno de 52 años con antecedentes policiales, quien este viernes será puesto a disposición del Juzgado de Garantía de Punta Arenas para la respectiva audiencia de control.