24 de noviembre de 2024
En el interior de uno de sus invernaderos, hay un verdadero bosque en el que crecen cerezas corazón de paloma, maqui, manzanas y otros frutos que normalmente se encuentran en la zona centro y sur del país. "Todo lo que siembro se da bien aquí", asegura María Alvarado, mostrando con orgullo su trabajo.
En su hogar, donde las tradiciones australes y la tenacidad se abrazan, María Candelaria Alvarado Vidal vive cada día con energía y pasión por la agricultura. A punto de cumplir 85 años el próximo 18 de diciembre, sigue desafiando el tiempo y las inclemencias del clima austral. La soledad no le es ajena, pero tampoco le pesa: en cada rincón de su terreno, se siente la presencia de décadas de esfuerzo. Las paredes de su casa guardan historias que ella ha tejido con paciencia, en compañía de sus gatos que, como ella, se han vuelto expertos en sobrevivir a los inviernos extremos.
Aún cuando sus días podrían ser más tranquilos, María se dedica con determinación a mejorar sus invernaderos con el apoyo de la Municipalidad de Cabo de Hornos y el apoyo técnico del Programa de Desarrollo Local (Prodesal): renovar el nylon, reforzar las estructuras de madera, y preparar el terreno para resistir los implacables vientos y las nevadas. Su soledad es su fuerza, pero también la oportunidad de dialogar con la naturaleza, que es testigo y cómplice de sus logros.
Hace más de 40 años, esta agricultora llegó desde Chiloé para asentarse en el sector de Lum, a 38 kilómetros de Puerto Williams, en la ruta hacia Puerto Navarino. "Aquí pasa todo el mundo", dice con una sonrisa amplia, y sus visitantes, por más ocasionales que sean, siempre encuentran una anfitriona cálida, alguien que ha aprendido a abrir las puertas de su soledad y convertirla en hospitalidad.
En su casa, María recorre con un bastón las pendientes de su campo, donde mantiene viva la esencia del trabajo campesino. Cada día, avanza con pasos firmes, cuidando las plantas que crecen gracias al agua pura de un arroyo que atraviesa su predio y desemboca en el canal Beagle. Aquí, en este confín del mundo, María desafía lo improbable: ha hecho florecer un oasis donde las cerezas corazón de paloma, el maqui, las manzanas y otros frutos poco comunes prosperan como testimonio de su perseverancia. "Todo lo que siembro se da bien aquí", comenta con orgullo, atribuyendo el éxito a la riqueza del agua local, un recurso que ha aprendido a valorar y proteger.
El reconocimiento de su esfuerzo es amplio. Hace dos años, INDAP la nombró campesina destacada, y recientemente la seremi de Agricultura, Irene Ramírez, y el director de INDAP, Gabriel Zegers, junto a otras autoridades y funcionarios del agro, la visitaron para conocer de primera mano el impacto de su trabajo.
Ramírez destacó el avance en la producción y la ampliación de las tierras cultivables, subrayando los logros en el cultivo de cerezas.
Por su parte, Zegers aplaudió la resiliencia de María, admirando su capacidad para transformar desafíos en oportunidades.
El alcalde de Cabo de Hornos, Patricio Fernández, enfatizó la importancia de su labor. "El turismo crece de manera sostenida, y hay una gran demanda de verduras frescas. El trabajo de María es fundamental para seguir fortaleciendo nuestra comunidad", afirmó.
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María Alvarado no solo es una agricultora, también es la encarnación de la fortaleza y la esperanza en una tierra donde el clima impone sus condiciones, pero donde también florecen historias de éxito y resiliencia. En su soledad, ella sigue sembrando futuro, con la misma pasión y dedicación que la trajeron desde Chiloé hace casi cincuenta tantos años.
De manera sostenida avanzan los preparativos del “Nuevo Sistema de Identificación” en las oficinas de la dirección regional del Servicio de Registro Civil e Identificación en Punta Arenas.
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