6 de marzo de 2025
Durante febrero la revista científica británica People and Nature publicó un artículo sobre los beneficios ambientales asociados a prácticas ancestrales de pueblos originarios de la Patagonia chilena costera. Se trata de un artículo que analiza dos casos de usos tradicionales consuetudinarios importantes para la soberanía alimentaria de las comunidades locales, cuyos efectos sobre los ecosistemas han significado la recuperación de especies y entornos afectados por la sobrepesca y contaminación.
El articulo “Aportes recíprocos: perspectivas y voces indígenas sobre experiencias marino-costeras en los canales del norte de la Patagonia chilena” fue coescrito por diez autores, siete de los cuales son dirigentes y/o representantes de comunidades indígenas de la zona. El texto ahonda en la importancia de los “corralitos de pirenes” en la isla Apiao, archipiélago de Chiloé, y los “arreglos subacuáticos” en isla Ascensión, archipiélago de las Guaitecas, en las regiones de Los Lagos y Aysén respectivamente, dando cuenta de la importancia de estas prácticas para la subsistencia de las comunidades locales, así como para el restablecimiento y recuperación de especies y ecosistemas degradados o explotados.
“Este tipo de prácticas son particularmente importantes en ecosistemas marinos en zonas afectadas por la sobrepesca y la explotación de la naturaleza, y debiesen ser consideradas en la gestión sostenible de los recursos”, señaló Ricardo Alvarez, autor principal del artículo y encargado de Conservación a Escala Local del Programa Austral Patagonia de la Universidad Austral de Chile, agregando que “por desgracia, estas prácticas ancestrales suelen pasarse por alto en las estrategias gubernamentales de gestión de las costas, en un escenario de crisis socioambiental en el que algunas industrias generan impactos culturales y ecológicos graves sobre las comunidades y los recursos naturales de la costa”.
Complementariamente, Jaime Ojeda, también autor del artículo e investigador de la Universidad de Victoria, Canadá, y de la Universidad de Magallanes, destacó que “Documentar, difundir y comprender cómo se desarrolla la cooperación entre humanos y otras especies, es clave para establecer políticas de gestión responsable de los sistemas socioecológicos marino-costeros. En ese contexto, es tremendamente importante que People and Nature haya publicado este artículo, dándole a esta problemática la importancia que amerita a nivel nacional e internacional”.
En el primer uso consuetudinario que expone el artículo, se refiere a los corralitos de pirenes que son pequeños montículos de piedras construidas de forma tal que sirven de refugio para que pequeños peces de roca, también llamados “pilles” o “coldes”, desoven entre junio y septiembre. Sus huevos forman pequeños bloques entre las rocas, conocidos como “pirenes”, y son parte de la dieta tradicional isleña. Las familias sólo extraen un pequeño porcentaje de éstos, permitiendo a los pilles reproducirse de manera segura en las playas. Los corralitos también sirven de apoyo a otras especies marinas al favorecer su reproducción y aumentar la biodiversidad marina, permitiendo -por ejemplo- el crecimiento de moluscos entre las piedras, junto con crustáceos, algas y otras especies que se dispersan por el resto de la playa, revitalizando la zona costera y generando alimento para las comunidades locales y diversas especies.
El segundo caso de uso consuetudinario expuesto en el estudio dice relación con los “arreglos subacuáticos”, práctica llevada a cabo por buzos mariscadores que restauran manualmente el suelo marino afectado por la sobrepesca, con el fin de restablecer la biodiversidad y las relaciones ecológicas entre las especies que existían previamente a la sobreexplotación. Estos arreglos incluyen la reubicación de colonias de piures, choritos, choro zapatos y picorocos, entre otros, incluyendo la protección de los bosques de macroalgas, que son “semilleros” naturales actualmente amenazados por la explotación comercial. Las zonas restauradas permiten que especies de interés económico, como el loco, regresen, favoreciendo las economías locales. Al igual que los corralitos de pirenes, los arreglos subacuáticos pueden proporcionar refugio y bienestar a muchas otras especies, siempre que permanezcan protegidos de eventos sobre extractivos.
“Para nosotros como comunidades indígenas, mantener los espacios marinos de manera sostenible y participar efectivamente en su gobernanza, es fundamental para que todo el conocimiento acumulado durante tantas generaciones sobre los ciclos de la naturaleza, de las mareas, de la fertilidad de las especies, sirva para la conservación de la biodiversidad marina”, señalan Daniel Caniullán y Yohana Coñuecar, coautores del artículo, desde la comunidad Pu Wapi de las Guaitecas, en la Región de Aysén, y la comunidad Admapu ka Lafquen de Hualaihué, en la Región de Los Lagos, respectivamente.
En efecto, Florencia Diestre, también autora e integrante del Grupo de Investigación en Antropología de la Conservación, destacó que «Los casos presentados en el artículo muestran el profundo conocimiento ecológico de las familias costeras e insulares sobre sus territorios, lo que les permite gestionar de manera sostenible la pesca y los bienes comunes. Estas prácticas se han desarrollado y fortalecido en el ámbito familiar y comunitario, transmitiéndose de generación en generación».
“Para nosotros es una gran alegría poder compartir nuestros saberes con las nuevas generaciones, no sólo de isleños, sino de jóvenes que nos leerán en el mundo” dijo, finalmente, Pedro Jara, autor de este estudio, desde la comunidad Cahuiño de isla Apiao, en la Región de Los Lagos.
Cabe señalar que éstas y otras costumbres de pueblos originarios son las que se quieren proteger a través de la creación de Espacios Costeros Marinos de Pueblos Originarios solicitados por las propias comunidades. Los ECMPO proporcionan el marco legal (ley 20.249) para promover una gobernanza marino-costera sostenible y justa, para que los usos consuetudinarios puedan seguir realizándose en el tiempo junto a otras actividades productivas y sustentables de las comunidades locales. Desde su entrada en vigencia el año 2008, en la Patagonia chilena se han presentado 81 solicitudes de ECMPO, de las cuales solo 14 se han aprobado. Cubren una superficie aproximada de 30.339 hectáreas, lo que representa sólo el 0,96% de las casi 3.150.000 hectáreas solicitadas inicialmente.
People and Nature es una revista dedicada a publicar estudios interdisciplinarios que exploran la relación entre humanos y naturaleza. Es parte del prestigioso portafolio de la Sociedad Británica de Ecología. (Ver el artículo original).
Fuente: diario.uach.cl
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